Robin Hood - Errol Flynn

Tras rechazar en un principio el encargo de componer la música para Las aventuras de Robin Hood, Erich W. Korngold terminó por aceptar al enterarse de que su familia y sus bienes habían caído en manos de los nazis en Austria. La historia de Robin of Locksley, adalid de la rebelión contra los invasores normandos no hizo más que vehiculizar en él su odio por los nazis y convertir su arte en una forma de resistencia contra toda opresión. 

Su música para este film significó la consolidación de la espectacular retórica musical romántica que Korngold bebía de Wagner, Strauss, y la escuela vienesa, y que sus colegas Max Steiner y Alfred Newman impondrían en Hollywood junto con él, mediante el uso de la orquestación sinfónica y el leitmotiv.

The Adventures of Robin Hood (1938)

Robin de los bosques / Las aventuras de Robin Hood

Erich Wolfgang Korngold: La Sinfonía de Sherwood

por Eduardo J. Manola

Las aventuras de Robin Hood, dirigida inicialmente por William Keighley y, tras caer enfermo, continuada por Michael Curtiz, celebrado por Casablanca (1942), no sólo es la mejor película del insuperable Errol Flynn, sino también la mejor adaptación del relato anónimo que inmortalizara la leyenda del proscrito de Sherwood en toda la historia del cine, desde que la opereta de Reginald de Koven y Harry B. Smith se representara en 1890.

 

El paso del tiempo no solo no le ha hecho mella alguna, sino que la convirtió en una gema digna de atesoramiento para todo amante del cine de aventuras. Es una película de esas que resulta un deleite de diversión y motor de nostalgia, que no ha envejecido un ápice y mantiene la frescura, el humor y la adrenalina a caballo de un elenco estelar de excepción, con el inefable aventurero de Tasmania a la cabeza, la encantadora Olivia de Havilland como Lady Marian, y Basil Rathbone, el eterno contrincante de Errol, como el villano Guy de Gisbourne.

 

A ellos se suman, un Claude Rains inmenso como el Príncipe Juan, Alan Hale como Little John, Patrick Knowles como Will Scarlett, Melville Cooper como un tontorrón Sheriff de Nottingham, Montagu Love como el Arzobispo de Black Canons, Eugene Palette como el Fraile Tuck, Una O’Connor como Bess, y el mismísimo Ricardo Corazón de León en la piel de Ian Hunter.

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Más de 2 millones de dólares destinó Warner Bros para llevar a la pantalla su primer título en technicolor, presupuesto inusualmente extravagante para el estudio que alardeaba de producir excelentes productos con bajos costes, como sus exitosas películas de gangsters. 

 

Aunque no dejaron de escatimar dinero en ciertos ítems: a algunos figurantes se les pagaron150 dólares por cada flecha disparada contra sus propios cuerpos por el arquero profesional Howard Hill (por supuesto, convenientemente preparados con acolchados de madera de balsa sobre una base de metal que se les colocaba como un arnés en sus espaldas o pechos). Hill apareció en la escena del torneo de tiro con arco, como uno de los arqueros derrotados por Robin.

Además, luego de haber escrito la música para Capitán Blood (Captain Blood, Michael Curtiz, 1935), debut protagónico de Errol Flynn, y ganado su primer Oscar por su partitura para El caballero Adverse (Anthony Adverse, Mervyn LeRoy, 1936)[1], ambas para la Warner, ya tenía decidido regresar a Viena y dedicarse a la música de concierto. Pero el destino le tendría reservada una zancadilla. 

 

Mientras Leo Forbstein, por aquel entonces director musical del estudio, tocaba a su puerta, su padre, el crítico musical Julius Korngold lo llamaba por teléfono y le avisaba que Viena había caído bajo el “Anchluss” de los nazis, los bienes familiares habían sido confiscados, y la música de Erich prohibida por considerarse “arte degenerado”. 

 

Era la ruina y la salida era quedarse en Hollywood y traer a su familia de inmediato para rescatarla del yugo nazi. Así, Korngold decidió no solo aceptar escribir la música para el héroe de Sherwood sino también dedicarse a componer para el cine, al menos provisoriamente para ganarse la vida en el exilio en América. “The Adventures of Robin Hood me salvó la vida”, reconoció.

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LEO FORBSTEIN (con las manos en alto) director musical de la Warner.
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ERICH WOLFGANG KORNGOLD (batuta en mano) junto a BASIL RATHBONE

El entusiasmo le vino por el lado político, pues la historia de Robin of Locksley, adalid de la rebelión contra los invasores normandos no hizo más que vehiculizar en Korngold su odio por los nazis y convertir su arte en una forma de resistencia contra toda opresión. «Nos considerábamos vieneses. Hitler nos hizo judíos«, recordaba.

 

Su música para este film significó la consolidación de la espectacular retórica musical romántica que Korngold bebía de Wagner, Strauss, y la escuela vienesa, y que sus colegas Max Steiner y Alfred Newman impondrían en Hollywood junto con él, mediante el uso de la orquestación sinfónica y el leitmotiv.

The Adventures of Robin Hood – Robin Enters The Great Hall – Erich Wolfgang Korngold – The Utah Symphony Orchestra – Cond. Varujan Kojian

Video montaje de «Escape from the Castle»

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Además, con esta partitura pudo llevar a la práctica con la mayor efectividad su concepción de que la música de cine debía estructurarse de manera coreográfica y operística. La mejor demostración de ello está dada en las secuencias de la emboscada que Robin y sus Merry Men le tienden al villano Guy de Gisbourne en el bosque de Sherwood, donde la música se acopla en una verdadera danza entre los arqueros lanzándose en lianas sobre sus enemigos al compás de la sección de cuerdas. Música coreográfica por excelencia. Efectividad ciento por ciento. Un deleite de talento artístico y diversión para los ojos y los oídos.

The Adventures of Robin Hood – Robin Meets Little John – Erich Wolfgang Korngold – The Utah Symphony Orchestra – Cond. Varujan Kojian
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En esas escenas utiliza además el recurso denominado mickey-mousing que Steiner llevaba al paroxismo onomatopéyico, como por ejemplo en King Kong (1933). Recordemos que esta técnica, cuyo nombre viene por alusión a los cortos animados de Mickey Mouse de Disney, suponía que la música reforzara cada movimiento en la acción de un personaje y era muy usado en los cartoons.

 

Steiner fue un obsesivo de ese recurso, que usaba con fines de sincronización entre música e imagen. Korngold lo utilizó por motivos coreográficos, y porque su obsesión personal era que la música no quedara nunca en segundo plano, sino que expusiera en el cine toda la fuerza plástica que poseía en la ópera o el ballet.  

 

El más puro estilo decimonónico vienés se despliega en la escena del banquete en el bosque en tempo de vals, y nada importa que Korngold no haya investigado las fuentes musicales del período histórico en que se desarrolla la historia, como hacía el maestro Miklos Rozsa en sus maravillosas partituras del cine bíblico y colosal, porque los objetivos de la Warner para Robin Hood no buscaban la autenticidad histórica sino el puro goce de las aventuras del arquero más famoso y entrañable.

The Adventures of Robin Hood – Ambush in Sherwood – Erich Wolfgang Korngold – The Utah Symphony Orchestra – Cond. Varujan Kojian

Video montaje de «Ambush in Sherwood»

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Se necesitaba una música que sublimara las fanfarronadas de un Errol Flynn que estaba en su salsa, en la cima de su apogeo como superestrella del cine de aventuras. Y Korngold aportó eso y mucho más, pues a la épica de las hazañas del aventurero descastado le inoculó el brillo de una partitura espléndida, llena de brío y energía, con momentos que calarían hondo en el futuro de la música de cine, y que le granjearía su segundo Oscar por Mejor Banda Sonora Original, premio que, esta vez, pudo recibir en persona.

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Los duelos de esgrima no serían ya lo mismo en el cine desde el célebre combate entre Errol Flynn y Basil Rathbone en la secuencia final de Las aventuras de Robin Hood. Entre escalinatas de piedra y candelabros de hierro, la agilidad de gamo de Flynn y la elegante villanía de Rathbone, la trepidante música de Korngold resalta cada estocada, cada finta de las espadas, y lo hace con la estética del ballet, con una perfección coreográfica que sería modelo a seguir durante décadas por los compositores cinematográficos. 

 

El mismo Korngold se superaría en esa técnica y estilo al musicalizar el magnífico duelo final entre Flynn y Henry Daniell en El halcón del mar (The Seahawk, Michael Curtiz, 1940), inmortalizado, además, por las imaginativas siluetas en sombras de la fotografía de Sol Polito.

Vídeo montaje de la escena del duelo final

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Eugene Palette (Fraile Tuck) y Olivia de Havilland (Lady Marian) en un descanso del rodaje.

David Raksin, compositor de la inolvidable partitura de Laura (1944), sentenció: “Me pregunto si Errol Flynn hubiera sido tan valiente sin la música de Korngold cubriéndole las espaldas”. Touché!!!

 

Las andanzas aventureras de Flynn por mares y junglas, verídicas y anteriores a su incursión en el cine, en las que se jugó la vida varias veces al mejor estilo de los personajes que encarnó, deberían dar por tierra con las dudas de Raksin. Sin embargo, ciertamente, la extraordinaria música de Korngold cubrió de gloria a Flynn en cada duelo cinematográfico, y fue esencial para entronizarlo como el máximo mito del cine de aventuras de la historia de Hollywood.

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Referencias 

[1] En realidad el Oscar lo recibió el director musical de la Warner Leo Forbstein, pues en aquella época, los directores musicales eran los responsables de ese rubro artístico en los estudios y, por ello, los encargados de recibir los galardones, que se obtenían con el trabajo que los compositores realizaban bajo contrato, muchas veces, incluso, sin acreditación.

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Royal CBD
3 years ago

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