Las primeras obras de la música cinematográfica. Cuando el sonoro todavía era una utopía, ya había algunos pioneros que escribían partituras que se ejecutaban en vivo durante la proyección de grandes clásicos silentes como Nosferatu, El nacimiento de una nación, El acorazado Potemkin, Intolerancia, El fantasma de la Opera o los cortos de Charles Chaplin.