
Miguel Asins Arbó
BIOGRAFIA
Barcelona, Catalunya, España, 21 de enero de 1916 – Valencia, España, 26 de octubre de 1996
Director, músico del Ejército y compositor de música de concierto, marchas militares y música de cine. Nace en Barcelona, hijo de Miguel Asins, natural de Catarroja, y Francisca Arbó, de Benicarló, pero a los 4 años se traslada junto con su familia a Valencia, donde cursará estudios en el Conservatorio de la ciudad, como alumno de Manuel Palau en composición, y de Pedro Sosa en armonía, obteniendo en ambas disciplinas las máximas calificaciones. En 1935 obtuvo el premio extraordinario fin de carrera en Armonía. Tras la Guerra Civil Asins Arbó retoma sus estudios de composición en el Conservatorio con Manuel Palau, y en 1941 recibe el premio extraordinario fin de carrera en esa materia.
El maestro Palau infundió en Miguel un enorme amor por la música valenciana, cuya vertiente popular conocía perfectamente por la procedencia de sus padres. Muestra del aprecio por esa música se encuentra en obras como “El Micalet”, “La flor del Taronger”, “Mare Nostrum”, “A la lluna de València”, “Llevant”, “Cancionero valenciano”, o “La noche de San Juan”. Es también autor de dos cancioneros valencianos “Cancionero popular de la Valencia de los años 20” y “Cançons velles, músiques novelles”.

En 1944 ingresa por oposición en el Cuerpo de Directores de Músicas Militares del Ejército de Tierra con el número 1 de su promoción, siendo destinado al Regimiento de Infantería España, n.º 18, de guarnición en Bétera (Valencia). A partir de este momento su actividad compositiva, iniciada en la adolescencia, adquiere una dimensión realmente notable.
Su extensa producción se diversifica preferentemente en los campos de la música sinfónica, religiosa, tradicional y militar, destacando entre sus obras premiadas el «Concierto en sol menor para piano y orquesta», el «Himno a San Vicente Ferrer» (1955), «Gente de cuchilleros» (1943), obra escénica; Marinero (1980), habanera; «Día militar» (1979), selección de toques militares; «España» (1981), marcha militar y «Fanfarria soleriana» (1972).
En 1947 es promovido al empleo de capitán director músico; al año siguiente obtiene el Premio Eduardo Aunós convocado por el Círculo de Bellas Artes de Madrid para la modalidad de canciones. En esta época es también galardonado con los premios D. Esteban Vélez y D. Victoriano Echevarría, el Premio Nacional de Música con las «Seis canciones españolas» y el Premio Ciudad de Barcelona con el poema sinfónico «Alvargonzález» (1953).
En 1954 incursiona en la música de cine, en la que labrará una carrera con más de 70 bandas sonoras, y se inicia con la del film Rebeldía, de José Antonio Nieves Conde, y al año siguiente, Los peces rojos, también para Nieves Conde, con quien colabora luego en Todos somos necesarios (1956), y El inquilino (1957). Destacan sus colaboraciones con José María Forqué en Un hecho violento (1959), con Marco Ferreri, Los chicos (1959) y El cochecito (1960), para el género de aventuras italianas compone Los corsarios del Caribe (Il conquistatore di Maracaib, Eugenio Martin, 1961) y para Jesús Fernández Santos escribe Llegar a más (1963).


Pero su período más importante lo lleva con el cineasta valenciano Luis García Berlanga, con quien mantiene un tándem casi perfecto que se inicia con Plácido (1961), para la que crea la simbiosis perfecta entre imagen y sonido, incluyendo música de banda, música popular, nostálgica y agridulce, grotesca, como el propio cine de Berlanga. Destaca el fox-trot de los títulos iniciales y que acompaña los momentos más significativos del film hasta los créditos finales, haciendo gala de la música de moda que en esa época interpretaban las orquestas que amenizaban los bailes de los pueblos.
Es una pieza divertida pero con un dejo de tristeza, que oculta un trasfondo melancólico e irónico acorde a la historia, una crítica a la sociedad de la época, una farsa que delinea el cineasta con su estilo y que transcurre en Navidad y, por ello, no falta la música popular, los villancicos, marchas militares (Asins Arbó es un especialista por su formación castrense) sevillanas, música coral religiosa, fanfarrias disonantes y hasta incluso un vals.

Para Las cuatro verdades (1963), coproducción franco-italo-española que contaba cuatro historias dirigidas por Berlanga, René Clair, Alessandro Blasetti y Hervé Bromberger-Grendel, Asins Arbó compuso la música para el episodio de Berlanga, “La muerte y el leñador”. Los otros directores eligieron diferentes compositores: Blasetti recurrió a su compatriota Carlo Savina, y para sus respectivos capítulos y para las presentaciones o transiciones entre los cuatro, Bromberger-Grendel y Clair contrataron al compositor francés Georges Garvarentz.
La historia surrealista que construye Berlanga rompe con las otras tres, visual y musicalmente. El instrumento protagonista será el órgano, pues el personaje central es un organillero, lo que permite a Asins Arbó incluir distintas piezas y estilos, desde polkas, twists, schottis o chotis, mambo, rock, hasta tangos y tanguillos, alternándolas a medida que cambia el cariz de la historia.
Para El verdugo (1963), el compositor catalán usa nuevamente un fox-trot como tema central, de tonalidad muy similar al de Plácido, pero aquí introduce más metales, un trombón y alguna trompeta más, pues es la trompeta el instrumento estelar del film, a través del músico vecino de los protagonistas.


La banda sonora incluye algunas piezas prestadas como el bolero “Pequeña flor” de Sidney Bechet, la “Marcha nupcial” de Mendelssohn, la barcarola de “Los cuentos de Hoffmann” de Offenbach, marchas militares y música de banda, todas melodías típicas e indisociables del universo sonoro berlanguiano. Destaca el twist final “El verdugo” de Adolfo Waitzman para competir en el recuerdo con el fox-trot de Asins Arbó.
En 1985 compone la música de La vaquilla, la comedia bélica de Berlanga. También es importante su partitura para Ultimo deseo (1976) del director argentino radicado en España, León Klimovsky, con Nadiuska y Alberto de Mendoza, y la de la comedia de crímenes Un atraco de ida y vuelta (Uno scacco tutto matto, 1968) de Roberto Fizz, coproducción ítalo-española que contaba con actores internacionales Edward G. Robinson, Adolfo Celi y Terry Thomas.

Simultáneamente a su carrera en la música cinematográfica, Asins Arbó continúa con su carrera de músico militar, en 1961 es ascendido a comandante y un año después es destinado al Regimiento de Zapadores Minadores de Ingenieros n.º 1, en Madrid, y en 1966 al Regimiento de Infantería Inmemorial n.º 1.
En 1976 pasa a retiro, dedicándose a la docencia como profesor de Repentización y Transposición en el Real Conservatorio Superior de Música de Madrid. En 1979 ingresa como académico correspondiente en la Real Academia de San Carlos de Valencia. Tras dejar las tareas docentes, centra su atención, hasta la fecha de su fallecimiento en octubre de 1996, en la composición. El Ayuntamiento de València lo nombró hijo adoptivo y tiene una plaza dedicada en la ciudad.

Entre sus obras de música militar se pueden nombrar los Himnos de los Regimientos de Infantería España (1945), de Infantería León (1958); de Transmisiones (1961); de la Aviación Española (1962); de los tres Ejércitos (1962); de los Paracaidistas (1975); del Ejército de Tierra (1988); de la Guardia Civil; del Regimiento de Caballería Lusitania 8; del Batallón. “Malcotti”; El Sargento (1957); El cornetilla (1958); ¡Viva la Marin! (1958); Comandante Cabeza (1959); Plaza de la Armería (1959); General Fernández de Córdoba (1960); Aire y Donaire (1961); Marcha al combate (1966); A la Bandera (1968).
La labor de Miguel Asins fue premiada con numerosos galardones, como el Premio Nacional de Música en 1950, el Premio de Música Ciudad de Barcelona, el Premio de la SGAE. También premiado por la Diputación de Alicante, por la Diputación de Valencia, y por la asociación “Lo Rat Penat”. Además fue Académico de San Carlos, Académico de las Artes y las Ciencias Cinematográficas.
Eduardo J. Manola, 7 septiembre de 2020


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