Posada inteligentemente en la utilización del folclore vasco, y con un lenguaje cinematográfico que va de lo clásico a lo innovador, con un corte neta e intencionadamente gótico, Errementari: El herrero y el diablo, es una cinta pletórica de tradiciones del relato ancestral, especialmente del cuento transmitido oralmente, y supone una agradable bocanada de aire puro en el universo del cine de género fantástico o de terror, algo a lo que ciertamente, ya nos tiene acostumbrados el cine español de los últimos tiempos.
El cuento mitológico recogido por el antropólogo José Miguel Barandiarán y Ayerbe en 1903 sirve para que el realizador alavés Paul Urkijo Alijo, autor de cortos exitosos como “Jugando con la muerte” y “El bosque negro”, y que ha recibido varios premios, debute en la categoría de largometraje y logre entretener con calidad.
Sin que la historia decaiga en momento alguno, el cineasta le saca buen jugo a la leyenda y a los excelentes actores que eligió para el reparto. Entre ellos destacan Kandido Uranga, en el papel del misántropo herrero Patxi, Itziar Ituño, a la que ya vimos en La Casa de Papel, y muy especialmente Eneko Sagardoy, un joven actor que ya tiene varios trabajos en producciones vascas, pero que aquí compone al impactante y a la vez patético diablillo Sartael, encerrado en una jaula por el herrero.
Es un personaje que llena la pantalla con cada aparición, un verdadero hallazgo interpretativo que deleita con cada frase y logra que el espectador olvide que, bajo ese denso maquillaje demoníaco, hay una persona de carne y hueso.
Se lo vio anteriormente en Handia, otra interesante producción vasca de época, en la que daba vida al gigante que crecía sin parar. La niña Uma Bracaglia, en la piel de Usue, también es un acierto, y transmite con mucha naturalidad los sentimientos infantiles entre rebeldías, lágrimas y ternura, con una imagen casi de criatura silvestre.