
Estudio. Análisis
Con el presente comienza una serie de artículos centrados en la mítica productora británica Hammer Films. Pero, lejos de revisar por enésima vez sus clásicas entregas de Drácula o Frankenstein, nos centraremos en títulos menos conocidos y más esquivos. Este es nuestro primer viaje. Adelante, damas y caballeros. Entren bajo su propio riesgo.
HAMMER FILMS: Las Rarezas (Parte I)
por Carlos Díaz Maroto
Cuando se menciona el nombre de Hammer Films, de inmediato a la mente del aficionado acuden los rostros de Christopher Lee y Peter Cushing, o el nombre de Terence Fisher. Sin embargo, esta activa productora fue responsable de más filmes, y de mayor variedad, de lo que muchos piensan.
Hammer Film Productions Ltd. fue fundada en noviembre de 1934 por William Hinds, un cómico y hombre de negocios, en una pequeña oficina de Regent Street, en Londres. El nombre de la productora procedía del nombre escénico que utilizaba Hinds, Will Hammer, que había sido tomado del área de Londres donde él vivía, Hammersmith.
La producción comenzó de inmediato, y así llegó la primera película por parte de la Hammer, The Public Life of Henry the Ninth (1935), una comedia dirigida por Bernard Mainwaring y protagonizada por Leonard Henry, Betty Frankiss y George Mozart, y el título aludía, por supuesto, a la célebre cinta británica La vida privada de Enrique VIII (The Private Life of Henry VIII, 1933), de Alexander Korda, que había logrado un Oscar. Esta obra, centrada en un músico callejero sin empleo que se llama Henry Henry, forma parte de la lista del BFI (el British Film Institute) de los 75 films perdidos más buscados, todos ellos británicos, por supuesto.



Por lo demás, la primera película de la Hammer que se estrenó en España sería, salvo error, Un trono por una canción (Song of Freedom, 1936), de J. Elder Wills, protagonizada por el cantante y actor de color Paul Robeson, que se vio por primera vez en Madrid el 23 de marzo de 1942, en el cine Capitol. En ella, Robeson interpreta a Zinga, un descargador de muelles con una impresionante voz de barítono bajo; es descubierto por un empresario de la ópera y pronto se convierte en un éxito internacional.
Sin embargo, se ve arrebatado de sus orígenes africanos y se siente fuera de lugar en el Reino Unido. Un medallón que él porta revelará que es descendiente de una línea de la realeza africana. Nada menos que Graham Greene comentó sobre ella que «la historia es sentimental y absurda y, sin embargo, una sensación permanece en la memoria de una mente poco sofisticada, que busca a tientas los márgenes de la poesía más simple y popular». La película supuso un gran éxito, salvo en el sur de los Estados Unidos, por razones fácilmente deducibles.


The Song of Freedom – Canciones – music Eric Ansell – Lyrics Henrik Ege
Durante esta época, Hinds conoció al emigrante español Enrique Carreras, ex propietario de un cine, y el 10 de mayo de 1935 formaron la empresa de distribución de películas Exclusive Films, que operaba desde una oficina en Wardour Street. Sin embargo, una recesión en la industria cinematográfica británica forzó a Hammer a la quiebra, y la compañía entró en liquidación en 1937. Exclusive sobrevivió y en julio de 1937 compró el contrato de arrendamiento de Wardour Street y continuó distribuyendo películas hechas por otras compañías.
James Carreras se unió a Exclusive en 1938, seguido por el hijo de William Hinds, Anthony. Al estallar la Segunda Guerra Mundial, James Carreras y Anthony Hinds se unieron a las fuerzas armadas y Exclusive continuó operando con una capacidad limitada. En 1946, James Carreras se reincorporó a la empresa y resucitó la Hammer como el brazo de producción cinematográfica de Exclusive, con miras a suministrar las llamadas quota-quickies, es decir, películas nacionales de elaboración económica diseñadas para llenar los vacíos en los horarios de los cines y respaldar funciones más caras, esto es, las películas de complemento para los programas dobles.
La primera obra de esa etapa será la cinta criminal Death in High Heels (1947), dirigida por Lionel Tomlinson y protagonizada por Don Stannard, Elsa Tee y Veronica Rose, basada en la novela homónima de Christianna Brand, con una duración escasa de cincuenta minutos, y trata sobre el asesinato de una mujer en una lujosa tienda de Bond Street, y la investigación que surge a partir de ahí.

Durante esa etapa la Hammer, pues, hará películas de complemento de muy distintos géneros, como el policial, la comedia, el melodrama… Con Chantaje criminal (The Last Page, 1952), basada en una historia de James Hadley Chase y protagonizada por George Brent, Marguerite Chapman, Raymond Huntley y Diana Dors, la compañía se apunta un buen tanto al contratar a Terence Fisher, un antiguo montador que venía dirigiendo desde que debutara en ese ámbito con A Song for Tomorrow (1948).
Sin embargo, antes de que naciera la clásica etapa del Hammer Horror, con las conocidas aportaciones de Fisher, este ya ofreció a la compañía dos títulos singulares en el género de la ciencia ficción, como son Four Sided Triangle y Spaceways, ambos de 1953. El primero es un muy atractivo producto acerca de dos hombres enamorados de la misma mujer que, para solventar ese hecho, inventan una máquina que la duplica. Basado en una novela del autor pulp William F. Temple, juega de forma fascinante con las implicaciones morales que todo ello representa. La segunda película es más convencional, y podría decirse que se trata de un melodrama ambientado en el mundo de la aviación, solo que los objetivos de ese medio son «más lejanos», pues el proyecto es un vuelo espacial; sin embargo, no se trata de un film desdeñable.

Trailer de Chantaje Criminal, aquí con el título americano "Main Bait"
Dentro de esa etapa, una cinta más, en teoría, supondrá El experimento del doctor Quatermass (The Quatermass Xperiment, 1955), de Val Guest. Sin embargo, su enorme éxito de público (el de crítica tardaría en llegar) conduce a la productora a los ámbitos del horror gótico. No de inmediato, desde luego. Justo después de esta ofrece otro film de ciencia ficción en muy similar línea, X the Unknown [tv/dvd: X – Lo desconocido, 1956], de Leslie Norman.
De hecho, tan similar línea que, en un inicio, pretendía ser una nueva aventura del doctor Quatermass, solo que no se les ocurrió pedir permiso al creador del personaje, Nigel Kneale, y hubieron de cambiarle el nombre. Después de esta vino la coproducción con Estados Unidos Women Without Men / Blonde Bait (1956), de Elmo Williams, y en cuyo guion participó el reivindicable Val Guest, un thriller de aventuras protagonizado por Beverly Michaels, Jim Davis y Joan Rice, que aúna asesinos, strippers y fugas carcelarias. Y al fin llegó La maldición de Frankenstein (The Curse of Frankenstein, 1957), con dirección de Terence Fisher, y todo cambió para la Hammer.

Trailer de The Quatermass Xperiment, aquí con el título americano "The Creeping Unknown"

Tras esta película derivó, por un lado, el resto del ciclo Frankenstein, y por otro, Drácula (Dracula, 1958), también de Fisher, y su subsiguiente ciclo. Puede que estas dos sagas (con su irregularidad en la continuidad, que algún día habrá que analizar) sean lo más afamado de la compañía. Dentro de los monstruos clásicos habría que añadir también a la momia, detentadora de otro ciclo solo centrado ya en el personaje, y sin la menor continuidad entre las diferentes entregas. Del hombre lobo solo se aportó un título, la obra maestra La maldición del hombre lobo (The Curse of the Werewolf, 1961), de Fisher nuevamente; es posible que su enorme fracaso comercial, por un lado, y lo costoso de su caracterización, por otro, impidiera que hubiera más películas sobre la materia[1].
Respecto al mito Jekyll/Hyde, la compañía aportó tres entregas. Citémoslas por orden inverso, dado que la que nos interesa aquí es la primera. Así pues, la última fue la célebre Dr. Jekyll y su hermana Hyde (Dr Jekyll & Sister Hyde, 1971), sugestiva revisión con dirección de Roy Ward Baker y guion de Brian Clemens; previa a esta tuvimos Las dos caras del doctor Jekyll (The Two Faces of Dr. Jekyll, 1960), de Fisher, otro fracaso que hubiera merecido más atención. Y la primera vez que la compañía del Martillo abordó el tema fue con la muy desconocida The Ugly Duckling (1959). Lo llamativo de esta cinta es que se abordó en clave de comedia, con dirección de Lance Comfort y protagonismo de Bernard Bresslaw, Jon Pertwee y Reginald Beckwith. El título significa «El patito feo», pero nada tiene que ver con el cuento de Hans Christian Andersen, citándose en los créditos que ofrece «ideas robadas a Robert Louis Stevenson».

Aquí tenemos a tres hermanos de la familia Jekyll, Henry, Victor y Henrietta. La historia se centra en el mundo del baile, siendo Henry un absoluto desastre, aunque no solo en ese aspecto, sino en todos los sentidos. Trabaja en la farmacia de su hermano, la cual aún lleva el nombre del tatarabuelo, que fue quien todos nos imaginamos. Una explosión en el laboratorio pondrá al descubierto una caja con un pergamino que contiene la fórmula del doctor Jekyll, capaz de «convertir a un hombre de disposición tímida en un dragón audaz e intrépido».
Así, se transforma en el apuesto y seguro de sí mismo Teddy Hyde, que será la sensación en el baile. Como puede comprobarse, es un obvio precedente tanto de la versión seria que luego hizo Fisher como de la parodia que perpetró de esta Jerry Lewis con la magnífica El profesor chiflado (The Nutty Professor, 1963). Sin embargo, fue un fracaso absoluto, haciendo perder a la compañía veinte mil libras. Añadamos como anécdota que, cada vez que Jekyll toma la fórmula, suenan unos compases musicales del Drácula de James Bernard.
Dracula – Theme – music by James Bernard

La Hammer aportará otras cintas de terror de cierta celebridad. Fuera de ese renombre, acaso el primer ejemplo, y un film muy valioso, supone The Man Who Could Cheat Death [tv/dvd: El hombre que podía engañar a la muerte, 1959], dirigido por Fisher y con guion de Jimmy Sangster a partir de una obra teatral de Barré Lyndon, que ya había tenido una versión previa con The Man in Half Moon Street (1945). En cierta manera, podría definirse como una mezcla entre el mito de Jekyll y Hyde y el de Dorian Gray.
Anton Diffring es el Dr. Georges Bonnet, un hombre que es inmortal gracias a un fluido de su invención. Vive en el París de 1890, y es también un escultor, alrededor del cual comenzarán a acontecer crímenes espantosos, pues necesita la glándula paratiroides de bellas mujeres para mantener su imagen juvenil. Fisher hace un uso extraordinario del color, confiriéndole fines dramáticos y, como es habitual en él, la elegancia de la puesta en escena pone más al descubierto la abyección de sus personajes de la alta sociedad.

Aquí hemos hablado del origen de la Hammer, los desconocidos filmes que forman parte de ese origen, y de algunos títulos de la saga de horror al margen de los más famosos. Más adelante seguiremos viendo algunas de esas películas de terror más valoradas, así como muestras de otros géneros…
Diseño y maquetación: Eduardo J. Manola

Referencias:
[1] Sin embargo, la Hammer volvió a abordar el mito del hombre lobo, aunque en televisión, en concreto con el episodio «Los hijos de la luna llena» («Children of the Full Moon», 1980), de Tom Clegg, para la serie La casa del terror (Hammer House of Horror).
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Todo amante de las cintas de la Hammer, la productora británica que por varias décadas profundizó como ningún otro Estudio los estilos del cine de Horror, ha sentido seguramente correr por sus venas las notas musicales de sus principales bandas sonoras, tal como la sangre corría por los cuellos de las más voluptuosas féminas…
SOUNDTRACK MONTAGE – DRACULA PRINCE OF DARKNESS (Terence Fisher, 1966) temas en el montaje «Funeral in Carpatia / Confrontation / Climax / The Fall of Dracula» tomado del CD editado por SILVA AMERICA Records SSD1026 – 1993 – Neil Richardson Conducting the Philharmonia Orchestra. Si te ha gustado este vídeo te invitamos a apoyar nuestro trabajo SUSCRIBIÉNDOTE gratis a nuestro canal de Youtube THEMOVIESCORES.