El segundo, obra del infravalorado Malatesta, con apoyo de Gianfranco Parolini y Jordi Grau, más fotografía de Alejandro Ulloa, sigue las peripecias de Goliath (Brad Harris), monarca belicoso que tras conquistar un reino extranjero, trata de regresar al suyo, Beirat, amenazado por el ministro usurpador Bolkan (Fernando Rey); por el camino hará frente a un pueblo de amazonas, personajes ya vistos en Hércules, por cierto.
En la trilogía de Pietro Francisci, completada con Hércules y la reina de Lidia (Ercole e la Regina di Lidia, Italia-Francia, 1959) y Ercole sfida Sansone (Italia, 1963), un jovenzuelo Ulises interviene como aprendiz del hijo de Zeus.
La sombra de los clásicos en el cine italiano de género sobrepasa los límites que enmarcan el épico o la aventura y puede rastrearse incluso en un euro-western como El retorno de Ringo (Il ritorno di Ringo, Duccio Tessari, Italia-España, 1965). El capitán Brown, apodado «Ringo», regresa a casa tras la guerra civil sólo para descubrir que los Fuentes se han adueñado de sus propiedades y asedian a su esposa; decide transformarse en un harapiento mexicano para poder introducirse en el lugar.
“La Odisea” planea continuamente sobre las imágenes solares de este spaghetti-western. Es la demostración de la atemporalidad de Homero, de su alcance, de su validez y pervivencia; de la influencia que los clásicos griegos, incluso de forma encubierta, ejercen sobre el cine.