Sin embargo, y como era de esperar, comenzaron los problemas cuando Huey Lewis se dio cuenta de que la canción “Ghostbusters” era tremendamente parecida a su “I Want a New Drug” y, ni corto ni perezoso, denunció a Ray Parker y a la Columbia y los demandó por plagio.
Es un secreto a voces que los productores de Los Cazafantasmas le pidieron a Parker que la canción debía tener cierta similitud con la de Lewis, porque era lo que buscaban, pero la melodía, la estructura y el sonido del tema “Ghostbusters” eran tan parecidos que resultaba imposible negar que infringía los derechos de autor de Huey Lewis.
El litigio se arregló en un acuerdo firmado entre las partes en 1995 por una importante suma de dinero que nunca se reveló, y se suscribió además un convenio de confidencialidad por el cual ninguna de ellas podía aportar información a la prensa ni contar las condiciones del acuerdo y ni siquiera hablar del tema ni emitir juicio alguno sobre nada relativo al conflicto, salvo a través de un comunicado de prensa que publicaran en conjunto y previamente consensuado.