Estrenada el 15 de junio de 1968, Rosemary’s Baby tuvo una excelente acogida entre los críticos y ganó varios premios, entre ellos el Oscar a mejor actriz de reparto para la excelente Ruth Gordon por su magnífica interpretación de la absorbente vecina metomentodo y una nominación a Polanski por el guión adaptado. Recaudó más de 30 millones de dólares y catapultó la carrera del director polaco, elevando su cotización en Hollywood.
Pero sin perjuicio de su excelencia y pergaminos, La semilla del diablo se ha hecho célebre por diferentes hechos trágicos con los que se ha visto conectada, que la convirtieron en una verdadera “película maldita”. Veamos.
Luego del estreno, William Castle recibió muchísimas cartas con mensajes anónimos de amenaza contra su vida, tildándolo de “Proveedor del mal” y “Bastardo adorador de Satán” y lanzándole maldiciones tales como que “se pudriría lentamente en una larga y dolorosa enfermedad” y que “no viviría lo suficiente para cobrar su recompensa”. Increíblemente, Castle tuvo que ser internado de urgencia por una infección de vejiga, fue a cirugía y fue dado de alta seis días después, pero tuvo una recaída, nueva internación y nueva intervención quirúrgica, salió y volvió a ingresar para una tercera operación. En una de ellas, al despertar de la anestesia gritó: “Rosemary, tira ese cuchillo, por el amor de Dios!!” Las maldiciones parecían hacerse realidad. Tal fue su obsesión de que la brujería le había causado la enfermedad que rechazó producir la secuela de la película que se estaba planeando.