
The Horror of Frankenstein fue una suerte de remake de The Curse of Frankenstein (Terence Fisher, 1957), con la que la Hammer Films británica buscó reciclar la imagen del Monstruo para un público más joven. Para componer la música llamaron al australiano Malcolm Williamson, tras el éxito obtenido diez años antes con su partitura para Las novias de Drácula (1960).
THE HORROR OF FRANKENSTEIN (1970)
Malcolm Williamson: Un monstruo torpe y sin alma
por Eduardo J. Manola
La Casa del Martillo, la mítica productora británica Hammer Films, que inoculo el germen del horror gótico y una particular estética de puesta en escena al género del terror moderno, mantuvo su influencia por muchas décadas, y se podría decir que aún hoy su estilo sigue inspirando a buena parte de los cineastas. Hasta 1970, Peter Cushing había sido cinco veces el barón Frankenstein, la última vez en 1969 en Frankenstein Must be Destroyed, dirigida por Terence Fisher, donde el personaje parecía desaparecer bajos las llamas.
Estas muertes nunca amedrentaban a los popes de la Hammer para resucitar una y otra vez a los personajes, pero la raquítica recaudación en taquilla del film hizo que se decidieran a borrar todo y empezar de cero. Así, le encargaron al guionista de televisión Jeremy Burnham un primer borrador de una historia que querían llamar “Los horrores de Frankenstein” y que estuviera dirigida al público más joven. Para ello, pensaron en una suerte de remake de The Curse of Frankenstein (Terence Fisher, 1957), en la que ya se trataba la juventud del barón. Y buscaron un actor más joven para encarnar al barón, recayendo el papel en Ralph Bates.
Burnham entregó un esquema de la historia que contenía un rollo final en el que el Monstruo corría sin control por el pueblo, y una versión más elaborada del climax de The Curse of Frankenstein. La Hammer le pidió a Jimmy Sangster, guionista de las mejores películas de la casa, que convirtiera la historia de Burnham en un guion que se pudiera rodar, y le ofrecieron producir la película. Sangster aceptó, pero con la condición de que le dejaran dirigirla, y adaptó la historia a una comedia negra.



The Horror of Frankenstein fue la primera película de la Hammer que no se financió con dinero americano, sino que se buscó entre inversores británicos, y fue el poderoso conglomerado MGM-EMI el que se arriesgó con este film y con Scars of Dracula, que se rodaría ese mismo año, aportando 200.000 libras para cada una. Para promocionar la película y la nueva idea de renovación, se publicaron fotos publicitarias de Cushing dándole la mano a Bates, como si le estuviera cediendo las riendas del personaje que siempre se identificaba con el gran Peter.
El Monstruo fue a parar a David Prowse —que años después se pondría el traje de Darth Vader, acreditado siempre como Dave Prowse―, que tenía una obsesión con el personaje. Había acudido varias veces a las oficinas de la Hammer pidiendo que lo dejaran interpretar al Monstruo alguna vez, ya en 1965, y en 1967 apareció brevemente maquillado como tal, pero al estilo estético de la Universal, en Casino Royale.
The Horror of Frankenstein recicló los decorados de Taste the Blood of Dracula y The Vampire Lovers, y se rodó en los estudios Elstree durante seis semanas, simultáneamente con Scars of Dracula, obteniendo ambas una buena recepción en la taquilla británica, no así en la norteamericana, ello en razón de que la distribución corrió a cargo de American Continental Films, una pequeña empresa que no logró darle la difusión que sí hubieran podido darle la Warner o la Paramount.

Por su parte, Sangster no logró como director lo que sí había conseguido como laureado guionista de éxitos como La maldición de Frankenstein (1957), Horror of Dracula (1958), Las novias de Drácula (1960) o Drácula, príncipe de las tinieblas (1966), entregando un Monstruo desangelado, exento del patetismo característico del personaje, solo mostrando un insulso y feo hombre calvo, con un maquillaje a base de goma y cinta adhesiva que el pobre de Prowse tuvo que sufrir, más que nada por vergüenza. El film discurre entre la ironía y la mala leche (lo mejor de la película), y una serie de situaciones absurdas rayanas con el ridículo.
LA MÚSICA DE THE HORROR OF FRANKENSTEIN
Malcolm Williamson fue un compositor australiano que venía de la música culta e ingresó a la Hammer de la mano de su director musical, John Hollingsworth, que lo recomendó para que compusiera la música de Las novias de Drácula (1960). La solvencia de Williamson le granjeó la confianza de la Casa del Martillo, y volvieron a llamarlo varias veces, pero los constantes compromisos del compositor en el ámbito de concierto le impedían aceptar nuevos encargos, hasta que pudo hacerse un sitio en 1970 cuando le ofrecieron primero la banda sonora de Concierto inacabado (Crescendo) y luego de The Horror of Frankenstein.
No se puede negar que la partitura de Williamson es correcta y funciona en los pasajes más terroríficos, pero por cierto que no pasará a la historia. Por momentos parece concebida para una comedia juvenil, y quizás así se lo hayan requerido los realizadores. Suena demasiado alegre, y Williamson se muestra algo inseguro de cómo enfocar la película.
En los títulos de crédito iniciales, sobre unos planos que muestran un dibujo de una mujer desnuda, se ve la mano (de Víctor Frankenstein) trazando líneas anatómicas sobre el cuerpo con una “fibra” o “marcador” (un claro anacronismo). La música, a base de trémolos de clarinete tras unos compases iniciales más siniestros, destila un clima casi pastoral, que no casa con la temática del film.
The Horror of Frankenstein – «Títulos de crédito iniciales» – music by Malcolm Williamson



En una entrevista, Williamson recordó que no fue una experiencia nada agradable para él componer la música de Horror of Frankenstein. «Tenía ideas específicas sobre el sonido que quería crear para la película, planeaba utilizar clarinetes que empezaran con el clarinete piccolo hasta el clarinete contrabajo, que serían ocho en total y que estarían apoyados o subrayados por cuerdas y percusión, pero las cosas no salieron del todo bien y me pidieron que añadiera flautas y también oboe, lo que hice a regañadientes, lo que hizo que el sonido se convirtiera en un sonido de viento de madera convencional, lo que para mí desvirtuó completamente el objetivo y diluyó el sonido que intentaba crear».
«También utilicé la tuba para acompañar al monstruo en la película, lo que fue un error por mi parte, ya que no funcionaba muy bien y hacía que el personaje pareciera torpe y raro, o al menos eso pensé en su momento, pero viéndolo más tarde quizá no fuera tan horrible, quizá simplemente no entendí lo que el estudio intentaba conseguir, pero no fui el único, Ralph Bates, a quien conocía personalmente, era el actor principal de la película y tampoco estaba contento con el desarrollo de la misma. Era un intento de combinar el terror de la Hammer con la comedia o la sátira, que simplemente no funcionó».
Es evidente que la decisión de identificar al Monstruo con un motivo apoyado en la tuba ―uno de los instrumentos que dominaba Williamson—, no parece haber sido acertada y, como lo reconociera el compositor, le imprimía ese sesgo de torpeza que no ayudó a caracterizarlo de la mejor manera.
El motivo, además, recuerda a uno similar que Hans J. Salter había creado para el monstruo de El fantasma de Frankenstein (The Ghost of Frankenstein, Erle C. Kenton, 1942) de la saga de la Universal, pero por cierto que ese motivo sonaba mucho más adecuado y no sugería torpeza. Por supuesto, Salter era un artesano experimentado en esa clase de filmes de horror y seguía una estética musical que el estudio venía desarrollando desde los inicios de la mítica saga de los monstruos.
The Ghost of Frankenstein (1942)- «Main Title» – music by Hans J. Salter

TAMBIEN TE PUEDE INTERESAR:
James Bernard: Latidos musicales para el No-Muerto
por Eduardo J. Manola
Todo amante de las cintas de la Hammer, la productora británica que por varias décadas profundizó como ningún otro Estudio los estilos del cine de Horror, ha sentido seguramente correr por sus venas las notas musicales de sus principales bandas sonoras, tal como la sangre corría por los cuellos de las más voluptuosas féminas…