
Además de los artesanales y novedosos efectos especiales de los expertos y afamados Rob Bottin, Albert Whitlock y Stan Winston, The Thing sumó la asociación musical con el maestro Ennio Morricone, que prometía algo verdaderamente especial. Como compositor de más de 400 scores durante su prolífica carrera, además de cubrir diversos géneros, había mostrado un perfil experimental y avant-garde en su colaboración con el maestro del horror italiano Darío Argento. Era una opción tan ideal como inusual para ponerle música a The Thing.
ilustración de Christopher Shy
John Carpenter's The Thing (1982)
Ennio Morricone: El sonido de la desolación
por Eduardo J. Manola
“El hombre es el lugar más acogedor para esconderse”.
El slogan publicitario del cartel original de la obra maestra del horror firmada por John Carpenter era toda una advertencia para quienes se acercaban a la sala de cine sin tener mucha idea de qué era lo que iban a ver. El proyecto comenzó a germinar allá por el año 1976 como una nueva versión del clásico de la ciencia ficción, que se llamó The Thing from Another World (Arg. La cosa: El enigma de otro mundo, Esp. El Enigma… de Otro Mundo, 1951), dirigida por Christian Nyby y producida por Howard Hawks (quien también la co-dirigió y co-escribió el guion, pese a no aparecer acreditado), basado en la novela corta «Who Goes There?», escrita por John W. Campbell Jr. en 1938.
Si bien en un principio se pensó en Tobe Hooper como director, finalmente el proyecto cayó en manos de Carpenter, ferviente admirador del célebre Hawks, y significó un taquillazo comercial y la consagración definitiva del ascendente realizador neoyorquino, si bien no fue acogida favorablemente por la crítica, convirtiéndose con el paso de los años y por mérito propio, en un hito del género fantástico y en película de culto. La versión de Carpenter fue más cercana a la historia original de Campbell, que describe la terrorífica idea de que una criatura alienígena tiene el poder de recrearse así misma dentro del cuerpo humano, destruyéndolo previamente, por supuesto. El director aprovechó semejante base argumental para resaltar la paranoia que sufren los personajes, todos hombres atrapados en una base científica en la Antártida, al enfrentarse unos a otros, desconfiando de sus identidades, ya que la criatura puede adoptar la apariencia humana.

La única mujer en el elenco es Adrienne Barbeau, ex esposa de Carpenter, pero solo prestando su voz al ordenador con el que MacReady (Kurt Russell) juega al ajedrez al comienzo de la película. En el film original de 1951 sí había una mujer en el grupo de científicos, el personaje de Nikki Nicholson, encarnado por Margaret Sheridan.
El guion le fue encargado a Bill Lancaster, hijo del gran Burt, y contó con un presupuesto estimado de 15 millones de dólares. El rodaje duró cerca de tres meses, filmándose las escenas de los interiores en los estudios Universal en Los Angeles, debidamente acondicionados para lograr el efecto de la temperatura bajo cero, y las de exteriores en un glaciar en Juneau, Alaska, y en la Columbia Británica, en Canadá.

Además de los artesanales, y extraordinarios, efectos especiales creados por los expertos y afamados Rob Bottin, Albert Whitlock y Stan Winston (éste sin acreditar), que resultan verdaderamente impactantes y revolucionarios ya que nada igual se había visto en el cine hasta ese momento, la película sumó, como un activo de interés, la asociación musical con el maestro Ennio Morricone, ya que Carpenter, decidió desentenderse, en un principio, de la composición de la banda sonora para centrar su atención en el trabajo de dirección de la que fue su primera producción de gran presupuesto, algo a lo que no estaba acostumbrado, y que le estaba demandando demasiado tiempo en la elección de localizaciones y la posproducción.
El co-productor Stuart Cohen comentó al respecto: “John hubiera preferido componer él mismo la música para The Thing. Sin embargo, las complejidades del trabajo aún por realizar, combinadas con la necesidad de un enfoque más amplio, nos llevaron a considerar otras opciones. Inicialmente le ofrecimos la tarea a Jerry Goldsmith, que no estaba disponible porque estaba trabajando en las producciones de Spielberg “Poltergeist” y “The Twilight Zone: The Movie”. También a John Corigliano, que había hecho un gran trabajo para “Altered States” de Ken Russell, y el legendario Alex North leyó el guion, tenía varias ideas y quería reunirse, pero en ese momento sentimos que el único compositor al que John posiblemente confiaría su película era Ennio Morricone, ya que era fan del célebre compositor.”

Además, para Carpenter, el estilo Morricone prometía algo verdaderamente especial. Como reputado compositor de más de 400 scores durante su prolífica carrera, había cubierto diversos géneros cinematográficos y estaba más estrechamente asociado al spaghetti western de Sergio Leone y otros realizadores mediterráneos.
Pero también había mostrado un perfil experimental y avant-garde en su colaboración con el maestro del horror italiano Darío Argento para L’ucello dalle piume di cristallo (El pájaro de las plumas de cristal, 1970), Il gatto a nove code (El gato de las nueve colas, 1971), y 4 mosche di velluto grigio (4 moscas sobre el terciopelo gris, 1971), éxitos del “giallo” para las que creó unas maravillosamente espeluznantes melodías híbridas entre el jazz y la canción de cuna. Era una opción tan ideal como inusual para ponerle música a The Thing.
A la caza del maestro romano
Cuando Cohen contactó a Morricone por primera vez para contarle el proyecto, el maestro estaba terminando la partitura de White Dog (Esp. Perro Blanco, 1982) para el director Samuel Fuller, y no sentía un particular afecto por las producciones de Hollywood. Además, se había comprometido con su amigo Sergio Leone para componer Once Upon a Time in America (Erase una vez en América, 1984), para la que tenían previsto pasar un año completo en la preproducción, así que, aunque se mostró halagado, rechazó la oferta.
White Dog – Death of a dog/End credits (Ennio Morricone)
Once Upon a Time in America – Tema Principal (Ennio Morricone)
Lejos de darse por vencidos, Cohen y Carpenter acordaron traducir el guion al italiano y enviárselo a Morricone junto con una caja de vinos a su suite en The Chateau Marmont en Hollywood, más una recomendación especial del director Bernardo Bertolucci, a quien conocían. La estratagema surtió efecto, y Morricone estuvo de acuerdo en que si iban a verlo cuando volviera a Roma y le hacían una proyección del film, “vería lo que podía hacer”. El problema era que la película estaba lejos de estar completada y carecía de la mayoría de las escenas en exteriores, así como de casi todos los efectos especiales, excepto los de la impactante escena de la perrera.
Como no tenían tiempo y querían asegurarse el compromiso del músico, Cohen le llevó el crudo de la película tal cual estaba, metodología que usualmente no se utilizaba, y una tarde de principios de diciembre de 1981 se reunió con un Morricone visiblemente cansado, que le echó un vistazo a The Thing por primera vez. Famoso por su carácter gruñón, se quejó de la falta de continuidad y la precariedad del material pero, para sorpresa de Cohen, aceptó el encargo.

The Thing Main Theme – Humanity II (tema de Morricone) no incluido en el film (incluido en la banda sonora original editada por Varese Sarabande)
Lo que siguió fue un viaje de dos días a Italia a principios de enero de 1982 para reunir a Carpenter y Morricone, que conversaron a través de traductores que dificultaron las cosas. Pero cuando John se sentó al piano y comenzó a buscar una manera de comunicar el sentimiento de lo que estaba buscando, la situación comenzó a aligerarse, con Morricone escuchando atentamente. Era la primera vez que Carpenter cedía el control de la música de una película, por lo que la experiencia fue extremadamente difícil para él.
Como método de trabajo y debido a la escasez de tiempo, se acordó que Morricone proporcionaría la música en una serie de suites temáticas, que debían incluir elementos electrónicos y orquestales, que finalmente Carpenter revisaría y editaría para ajustarlos a las secuencias del film. Morricone grabaría la parte electrónica en Roma, pero volaría a Los Ángeles para componer el resto, tal como lo exigían las reglamentaciones sindicales en ese momento. Su honorario se acordó en cuarenta mil dólares.

En el viaje de regreso a casa, Carpenter no podía dejar de preguntarse si había logrado comunicarle a Morricone sus ideas. Después de todo, solo había habido una reunión entre ellos, no habría ninguna conversación más cara a cara hasta la sesión en Los Angeles, y la barrera del idioma era un problema a tener en cuenta.
Sin embargo, la inquietud de Carpenter y todas sus dudas se disiparon dos meses después, cuando Morricone llegó a Los Angeles y sacó de una maleta raída un rollo de cinta de dos pulgadas que contenía el que sería el emblemático tema principal, el corazón de la banda sonora, unas simples notas construidas mediante una suerte de pulsos electrónicos, un latido incesante a base de sintetizador.
Siete minutos de total desesperación, que alcanzarían su mayor efectividad en las perturbadoras escenas que abren el film, donde un helicóptero noruego persigue a un perro Husky a través del hielo antártico, mientras un tirador le dispara incomprensiblemente (el tirador era Larry Franco, productor asociado de la película). El tema se llamaría Humanity Part II.
Partitura descartada
“Cuando escuchamos esto por primera vez en la cabina de grabación en Universal, -comenta Stuart Cohen-, miré a John, y su expresión fue primero de alivio y después de asombro. Morricone había entendido perfectamente lo que John pretendía”. “En la sesión de grabación orquestal del día siguiente –continúa Cohen-, recuerdo que John llegó tarde y tímidamente tomó asiento en la parte de atrás, como si fuera un observador novato, mientras Morricone grababa el resto de la música para su película.”
Sin embargo, finalizadas las grabaciones, Carpenter sintió que la música de Morricone carecía de una transición más específica y de señales de suspenso. Así, durante el proceso de posproducción, decidió incluir más música, por lo que trabajó con su habitual colaborador y amigo Alan Howarth para componer música electrónica adicional.

“Morricone por su parte, no trabajó sobre la película terminada, sino que en realidad compuso una serie de piezas musicales inspiradas en el film crudo que visualizó previamente en Roma, bajo las directivas recibidas de Carpenter, que fue tan lejos en sus exigencias como para pedirle al maestro que “no pusiera tantas notas” sino que “fuera simple y espeluznante” en su creación. El score final sería entonces una combinación del talento y la sensibilidad de ambos, aunque, sin embargo, no fue una colaboración completamente feliz.
A pesar de componer una cantidad sustancial de material orquestal, Morricone descubrió que la mayor parte de su trabajo fue ignorada, y que la única pista que se incluyó durante varios pasajes de la película, era la que se asemejaba más estrechamente al estilo electrónico de Carpenter: justamente el tema «Humanity Part II», el famoso “bum bum”, que se convertiría en la pieza más comúnmente asociada con el film, como tema principal de The Thing.
The Thing Main Theme – Desolation (versión incluida en el film / arreglada e interpretada por J.Carpenter y A.Howarth)
Carpenter admitió que él mismo agregó varios momentos con textura de música electrónica para reforzar escenas clave en la película. Si bien parecería injusto que varias de las pistas compuestas por Morricone fueran cortadas, editadas o directamente descartadas, es un hecho que el score final, tal como se terminó escuchando en el film, es efectivo y se adapta perfectamente a la película, creando una atmósfera claustrofóbica y manteniendo constante la sensación de inquietud progresiva, en lugar de terror pleno. Carpenter necesitaba generar esas sensaciones, y entendió que la partitura que había desarrollado Morricone se convertía en un obstáculo para ello.

Si uno escucha la banda sonora completa del maestro italiano, tal como la compuso, es fácil preguntarse si realmente hubiera funcionado en la película. De todas formas, y por ello hay que reconocer su profesionalismo, Morricone dijo que en todo momento trató de crear una música al “estilo Carpenter”, aunque no ocultó su sorpresa y molestia ante los cambios y descartes de parte de su trabajo. En una conversación le preguntó a Carpenter: “Para qué me llamaste, si tú quieres hacer todo a tu manera?”
La respuesta no fue menos sorprendente: “Es que yo me casé con tu música”. Luego, cuando le mostraron la película terminada, Carpenter no estuvo presente, según Morricone, porque estaba avergonzado de haber manipulado la partitura. Aunque su nombre figuró en los créditos como compositor de la banda sonora, su música prácticamente no aparece en la película.
The Thing – Suite de la música agregada por Carpenter/Howarth, que incluye el tema Humanity II de Morricone

Sorpresa y reivindicación
Sin embargo, la vida le permitió una suerte de reivindicación, cuando Quentin Tarantino, le propuso utilizar la música descartada de The Thing, para su nuevo film “The Hateful Eight” (Arg. Los ocho más odiados, Esp. Los odiosos ocho, 2015), que necesitaba con urgencia. Morricone dudó al principio, porque estaba trabajando con Giuseppe Tornatore y no le sentaba componer en el escaso tiempo que le daba Tarantino, pero viendo que tenía la oportunidad de recuperar ese trabajo desperdiciado, aceptó.
“Había escrito una partitura para orquesta para The Thing –comentó en una entrevista-, y también toda una partitura para sintetizador, porque sabía que a eso estaba acostumbrado Carpenter. Le pasé ambas, y lo único que él usó en toda la película fue el título principal del sintetizador. Así que le dije a Quentin, lo que puedo hacer es escribir un tema principal y con las otras piezas musicales de The Thing, tendrás tu partitura original, y no estamos haciendo nada malo porque nunca se ha utilizado en una película».
«Tenía una vocecita en mi cabeza que me decía: este material merece ser parte de una película” contó Tarantino.
Morricone y orquesta grabando en los Estudios Abbey Road el tema "L'Ultima Diligenza per Red Rock" de The Hateful Eight, ante la atenta mirada de Quentin Tarantino

Fanático declarado de Morricone, Tarantino ya había utilizado música del maestro en cinco de sus películas, y su nueva colaboración significó la vuelta de Morricone al western después de más de 40 años, desde que compuso su magistral banda sonora para The Good, the Bad and the Ugly (El Bueno, el Malo y el Feo, 1966).
The Thing – Bestiality (Ennio Morricone) tema usado en la banda sonora de «The Hateful Eight» de Quentin Tarantino

Así, finalmente y de manera insólita, la música de Morricone fue parte, no de una sino de dos películas, y si bien Carpenter prácticamente la desechó de su film, el palpitante tema principal de Morricone fue, tras el paso del tiempo, lo único reconocible de la banda sonora de The Thing.
La desesperación que vivían los científicos atrapados en la base antártica con una criatura que los diezmaba tenía su sonido: el sonido Morricone. El sonido de la desolación.
The Thing Main Theme – Desolation (versión incluida en el film / arreglada e interpretada por J.Carpenter y A.Howarth)


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Excelente
Armando, gracias por tu comentario.