
¿Que la suerte o la casualidad no pueden forjar una carrera? Pues pregúntenle a Anton Karas, que jamás imaginó lo que el destino le tenía preparado cuando el director británico Carol Reed lo vio tocar la cítara en una taberna vienesa. El tema que compuso para The Third Man (El tercer hombre), le cambió la vida de la noche a la mañana.
THE THIRD MAN (1949)
Anton Karas: La cítara que conquistó el mundo
por Eduardo J. Manola
The Third Man – «The Third Man Theme (Original 1949 Karas Studio Version)» – music by Anton Karas
Considerada una de las mejores películas de todos los tiempos, y votada por el British Film Institute en 1999 como el más grande film británico, El tercer hombre es un film noir antológico dirigido por Carol Reed, que consiguió tres nominaciones al Oscar, Mejor dirección, Mejor fotografía y Mejor montaje. Solo Robert Krasker se alzó con la estatuilla, con su atmosférico y vanguardista uso de la fotografía en blanco y negro, al mejor estilo del expresionismo alemán, con una iluminación dura y una técnica de cámara de «ángulo holandés».
Esto combinado de manera magistral con una extraña música a cargo de un ignoto Anton Karas, sórdidos decorados y localizaciones, y aclamadas interpretaciones de un elenco de campanillas (Joseph Cotten, Orson Welles, Alida Valli y Trevor Howard), convirtió al film en un clásico indiscutible.
El celebrado novelista inglés Graham Greene se había sentido intrigado por los acontecimientos de la posguerra que se desarrollaban en Europa y decidió escribir una novela de suspense titulada «El tercer hombre», con la intención de que sirviera como material de partida para un guion de cine negro ambientado en la Viena de la posguerra. Como parte de su investigación, conoció a Elizabeth Montagu en esa ciudad, que le sirvió de guía turística de los lugares tradicionales, pero también de sus famosas alcantarillas y desagradables clubes nocturnos.
Ella le presentó a Peter Smolka, corresponsal en Europa del Times, que le proporcionó historias de los mercados negros de Viena. Las visitas y los relatos fueron inestimables e inspiraron a Greene a escribir uno de los mejores relatos de su carrera.


Cuenta la leyenda, que la semilla de la historia que se transformaría en El tercer hombre fue anotada por Greene en un sobre, y que compartió la idea con el mítico productor Alexander Korda, —aquel que había salvado a la industria cinematográfica británica con sus producciones―, y estaba buscando persuadir al escritor para colaborar en otro proyecto que dirigiría Reed, con el objetivo de que el trío que había tenido un éxito extraordinario con su película anterior, The Fallen Idol (1948), volviera a reunirse.
En mayo de 1948, Korda firmó un contrato asociando a David O. Selznick para asegurarse la distribución en los Estados Unidos, y este sugirió a Robert Mitchum para el papel de Harry Lime y a Jimmy Stewart para Holly Martins. Finalmente, fueron Welles y Cotten los elegidos, buscando revivir el impacto de la pareja en la mítica Citizen Kane.
La trama seguía las peripecias de Martins, un escritor de novelas de ficción pulp desempleado, que llega a aquella Viena de posguerra dividida en sectores por los aliados victoriosos ―y en la que la escasez de suministros ha provocado un floreciente mercado negro—, invitado por Harry Lime, un viejo amigo de la escuela que le ha ofrecido un trabajo.
Al llegar, descubre que este ha muerto recientemente en un extraño accidente de tráfico, y las versiones que le cuentan algunos sus socios y los testigos resultan cuanto menos incoherentes, por lo que se lanza a investigar qué le ocurrió realmente a Lime.

The Third Man – «The Café Mozart Waltz (Original 1949 Karas Studio Version)» – music by Anton Karas
En julio, Greene y Reed viajaron a Viena, donde se rodaría la película, para buscar localizaciones y aprovechar como decorados naturales las ruinas de la ciudad tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, pero se encontraron con que la mayoría de los escombros habían sido limpiados y la vida regresaba a la normalidad. Por tanto, se privilegiaron otros sitios como el Mozart Café, el Oriental Nightclub, la Great Ferris Wheel del Prater Park, el Palacio Pallaviciniy el Central Cemetery. Se filmó en Viena durante cinco semanas a finales de 1948, y luego en Inglaterra, en Isleworth y en los London Film Studios de Shepperton.
UN VIENÉS PARA MUSICALIZAR VIENA
Una noche, tras un largo día de rodaje, Carol Reed entró en una “Heuriger”, una típica taberna de vinos vienesa, a cenar junto a Cotten, Alida Valli y Orson Welles. Allí escucharon con atención a un músico de 40 años que tocaba una peculiar música en cítara sólo por las propinas. Reed se dio cuenta inmediatamente de que esa melancolía que transmitía la cítara era exactamente el tipo de sonido que quería para su película.
El músico era Anton Karas, un vienés intérprete autodidacta de cítara desde que a los 12 años encontró ese instrumento en el ático de la casa de su abuela, y que sólo hablaba alemán. De todas formas, con la ayuda de algunos clientes como traductores, Reed se las arregló para proponerle a Karas su increíble ofrecimiento: que compusiera e interpretara la banda sonora de El tercer hombre.



Si bien Karas era un maestro de la cítara y había escrito algunos temas propios, no tenía ninguna experiencia en la composición de música para el cine, pero aceptó el desafío y en seguida Reed lo instaló en el Hotel Astoria de Viena, y le pidió que grabara para el equipo durante varias horas.
De vuelta en Londres, Reed no logró encajar la música en las escenas que acababa de filmar, así que invitó a Karas a que viajara a esa ciudad, donde lo hospedó en su propia casa y puso a su disposición todo lo que necesitara para que trabajara en la composición del score, incluso hasta hizo traducir los diálogos al alemán, para que el músico pudiera entender mejor la película.
La banda sonora se creó en los estudios de la London Films de Korda, y Karas comenzó a componer el 1 de junio de 1949. Se pasó el tiempo desamparado y nostálgico, trabajando hasta 14 horas por día durante tres meses. “Me mantuvo como un esclavo”, declararía más tarde Karas, cuando en varias ocasiones quiso regresar a su hogar en Viena.

The Third Man – «Main Title / Holly Martins Arrives in Vienna» – music by Anton Karas
Se dice que Karas estaba decaído cuando Reed entró corriendo en su habitación, se tumbó en el suelo y dijo: «Ahora estoy muerto. Sólo tu cítara puede devolverme la vida». Karas, toca una canción que me resucite». Karas intentó tocar una canción que produjera ese efecto, pero Reed era un maestro de ceremonias muy difícil. Karas trabajó durante horas y estuvo a punto de rendirse, cuando tocó lo que se conocería como «The Third Man Theme», también conocido como «Harry Lime Theme».
Lo insólito es que esa canción no había surgido en ese momento, sino que era una vieja melodía que Karas había escrito y formaba parte de su repertorio desde hacía mucho tiempo, que tocó como una suerte de último recurso, y esa fue la que convenció a Reed. Luego la adaptó al film.
Después de la grabación, un incendio en la sala de edición quemó más de la mitad del material que Karas había compuesto como partitura completa de la película, de modo que tuvo que empezar todo el trabajo de nuevo, y cuando terminó, dicen que corrió a la Abadía de Westminster a encender una vela, en agradecimiento.


Dos fotogramas que muestran a Anton Karas (izq.) junto a Carol Reed trabajando en la música de The Third Man
La música de Anton Karas y la melodía de su cítara juegan un papel fundamental en la película. Por supuesto que el público en general la recordará como recuerda el “tema de Lara” de Doctor Zhivago o la “Marcha del Rio Kwai”, pero el “Harry Lime Theme” es mucho más que eso, pues su función y la de toda la partitura difieren de la que se le daba a las de aquellos filmes. No es un tema de fondo más, sino que su inserción buscará su significación en el contexto de la película, sin perjuicio de que, además, su calidad y belleza seduzcan el oído del espectador e identifique de inmediato al tema con El tercer hombre.
También supuso, en su simplicidad, romper con todas las reglas convencionales de la tradición musical del cine de aquellos tiempos ―en los que la orquestación sinfónica era como la Biblia—, y también con las del cine negro. Musicalizar la película con una partitura no sinfónica ya era toda una audacia, pero Reed no se contentó con eso, sino que confió la base musical de un film noir en una melodía clave apoyada exclusivamente en un único instrumento, la cítara trapezoidal de 24 cuerdas centroeuropea de Anton Karas, tan peculiar para el oído occidental. Una apuesta que, asimismo, no presagiaba el éxito comercial que recogió, sino todo lo contrario.

The Third Man – «Harry Lime’s False Burial» – music by Anton Karas
Por otra parte, la música de Karas no sigue anímicamente el sentido argumental de la película, sino que actúa como contraste, con una armonía vívida basada en ritmos folklóricos centroeuropeos que nada tienen que ver con el tono gris y angustiante del film, en definitiva, con la esencia estética del film noir. Y ese fue otro hallazgo que marcaría caminos en el futuro.
El casual encuentro entre Reed y Karas en aquella Heuriger, significó un golpe de suerte para ambos, pero para el músico vienés, el éxito absoluto de la película y la excitación del público por la banda sonora, cambiarían su vida. Ya no sería un oscuro citarista de tabernas vienesas, sino una celebridad conocida como “Mister Cinderella” que tocó por todo el mundo, incluyendo conciertos para la Familia Real británica y el Papa.


El álbum completo de la banda sonora estaba listo para su publicación cuando se estrenó El tercer hombre, pero no despertó mucho interés. En su lugar, las discográficas se centraron en el pegadizo tema principal y la vienesa Decca lo lanzó en 1949 en toda Europa con diferentes números de catálogo, vendiendo medio millón de copias hasta finales de ese año, algo que no tenía precedentes.
Se trataba de un sencillo de 10 pulgadas y 78 rpm con «The Harry Lime theme» en la cara A y «The Cafe Mozart Waltz» en la cara B, que se convirtió en la versión más comúnmente escuchada por los oyentes europeos. Por su parte, el fenómeno provocó que las ventas de cítaras crecieran exponencialmente en todo el mundo.
Tras su lanzamiento en Estados Unidos en 1950, el sencillo de «The Harry Lime Theme«, se mantuvo en las listas de éxitos en el Top 40 del Billboard de los Estados Unidos durante más de once semanas en ese año, lo que dio lugar a una tendencia a lanzar temas de películas como singles. Fue seguido por un LP de las piezas más importantes de la banda sonora y otras canciones publicadas por Decca.
Una versión para guitarra de Guy Lombardo también se vendió con fuerza. Otras cuatro versiones se registraron en las listas de éxitos de EE.UU. durante 1950. Según Faber and Faber, se calcula que las diferentes versiones del tema han vendido en conjunto unos cuarenta millones de copias.
«Harry Lime Theme» – music by Anton Karas – versión Guy Lombardo
«Harry Lime Theme» – music by Anton Karas – versión Jonah Jones

«Harry Lime Theme» – music by Anton Karas – versión Donald Ross Terry

«Harry Lime Theme» – music by Anton Karas – versión Earl Bostic

Pese al tremendo y sorpresivo éxito, Karas nunca se dejó encandilar y prefirió llevar una vida sencilla en Viena: “Nunca fui una estrella, y jamás me sentí como tal. La película me empujó de un lugar a otro, y yo deseaba volver a mi casa”. Sin embargo, este sentimiento no le impidió darse el lujo de viajar a Montreal y Las Vegas en 1951, y a Japón en 1962, 1969 y 1972, donde tocó para el Emperador Hiroito.
Hay quienes sostienen —entre ellos el el escritor y crítico Rudi Blesh― que la melodía de “The Harry Lime theme” es idéntica a la principal de «Rags to Burn», una pieza de ragtime para piano atribuida a Frank X. McFadden y publicada en Kansas City, Missouri, en 1899. Personalmente, y tras un enorme esfuerzo, no he conseguido encontrar similitud alguna entre ambos temas.
Karas usó las ganancias obtenidas por su participación en la película y la venta de discos para abrir su propio bar en el distrito vienés de Grinzing en 1954, al que llamó, obviamente, “The Third Man”, y allí se dedicó a tocar y a hacer ocasionales grabaciones, mayormente para los mercados austriaco y alemán.
El bar pronto se popularizó con la concurrencia de celebridades de Hollywood como Orson Welles, Curd Jurgens, y Gina Lollobrigida, y del ambiente germano como Paul Hörbiger y Hans Moser, aunque Karas prefería que el lugar fuera una tradicional Heurige. Por eso se retiró en 1966: «No soy un tipo turístico, y lo que hice allí no tenía apenas nada que ver con la «Viena Heuriger»», sentenció.
La historia de la música de cine tiene estas cosas, la casualidad y la suerte muchas veces engendran obras que quizás no se hubieran conseguido mediante un proceso planificado desde una idea o intención original premeditada. A veces, las mejores ideas nacen del encuentro fortuito de dos personalidades fuera de lo común. Lo importante es el talento detrás de ellas. Y eso no tiene nada que ver con la casualidad.
The Third Man – «Anton Karas’ Second Theme (Original 1949 Karas Studio Version)» – music by Anton Karas
