Ochandiano, Vizcaya, País Vasco, España, 16 de julio de 1929 – Madrid, España, 5 de junio de 2002 (72 años)
Carmelo Alonso Bernaola fue un compositor de música culta y cinematográfica, clarinetista y profesor de música, miembro de la denominada Generación del 51 que definió en España la modernidad en el campo de la música. Con más de 300 obras distribuidas entre música culta, canciones populares como el himno del Athletic Club de fútbol, y más de 100 bandas sonoras para cine y televisión, está considerado uno de los máximos exponentes de la música española del siglo XX e introductor de la modernidad de la música clásica en España, y una de las personalidades más emblemáticas de la denominada Generación del 51, aquella que conecta de lleno con la vanguardia internacional, a través de una obra de cámara de importante extensión y varios premios. Entre sus obras de música culta figuran tres sinfonías, el Rondó para Orquesta, Clamores y Secuencias, Canto al Euskera y la partitura de La Celestina de Adolfo Marsillach.
Después de la Guerra Civil, su familia se trasladó a Medina de Pomar, Burgos, y fue allí donde el pequeño Carmelo descubrió su pasión por la música y comenzó a estudiar clarinete con el maestro Servasio Martín y también música con Bernardino Pereda, director de la banda municipal. Con fuertes inclinaciones musicales desde pequeño, a los catorce años profundizó sus estudios en piano, clarinete y armonía, y siguió su educación en el Conservatorio de Madrid, donde recibió clases de los maestros Enrique Masó, Francisco Calés Pina y Julio Gómez.
Realiza oposiciones a músico del Ejército para continuar sus estudios durante el Servicio Militar y completa estudios de armonía, contrapunto y fuga con el maestro Blanco. Tras abandonar el Ejército consigue una plaza de solista de clarinete en la Banda Municipal de Madrid. En 1957 amplía su formación en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, y tras ganar en 1958 el Premio Extraordinario de Composición viaja a Roma y reside allí hasta 1962, especializándose en composición con Goffredo Petrassi y Sergiu Celibidache, y en Alemania con Bruno Maderna. En Italia tiene la oportunidad de estudiar música cinematográfica con Angelo Francesco Lavagnino en la Accademia Chigiana de Siena, viaja por toda Europa y se acerca al estudio de las obras de Paul Hindemith y Bela Bartok, poniendo además en práctica las ideas del chileno Gustavo Becerra que le había explicado en 1956 las bases del sistema dodecafónico.
De regreso en España, comienza a componer para el cine, debutando en la película Diálogos de la paz (1965) de Jorge Feliu, y destacando con bandas sonoras de filmes como Días de viejo color (1968), Tormento (1974), Mambrú se fue a la guerra (1986), Espérame en el cielo (1988), y Pasodoble (1988) de José Luis Garcí, partitura con la que ganó el Goya de 1989 a Mejor Música Original. Es de mencionar su trabajo para tres películas de Paul Naschy, El jorobado de la morgue, El gran amor del conde Drácula y El espanto surge de la tumba, todas de 1973.
En televisión musicalizó series como Plinio (1971), El pícaro (1974 protagonizada por Fernando Fernán Gómez, La clave (1978) para la que escribe su popular sintonía; Verano azul (1981) de la que se recuerda su celebérrimo tema infantil; y Página de sucesos (1985). Además de recibir dos premios Nacionales de Música y la Medalla de Oro al mérito en las Bellas Artes, fue profesor de armonía en el Conservatorio de Madrid y director del Conservatorio de Música Jesús Guridi de Vitoria.