
Reseña.
Ahora que uno cumple cierta edad, son cada vez más los momentos que el pasado y los recuerdos te asaltan como una bestia hambrienta dando dentelladas a tu cerebro. Ivan Reitman y su Meatballs, nos trajeron a muchos el recuerdo nostálgico de nuestros campamentos de verano. Claro, luego te veías las historias del Crystal Lake y se te quitaban las ganas de meterte en los bosques patrios.
IVAN REITMAN
Meetballs y aquellos campamentos de mi adolescencia
por Miguel Angel Plana Fernández
El 12 de febrero de 2022 fallecía un cazador de fantasmas, y no era Ed Warren. Nos dejó un checo, hoy eslovaco. Su familia logró sobrevivir al holocausto nazi emigrando a Canadá. Allí conoció a otro personaje singular, con una fascinación malsana por la carne y la enfermedad. Menos mal que Ivan no se hizo muy amiguete de David, pero le sirvió para entrar en el mundillo. Sin Reitman no existirían Vinieron de dentro de… (Shivers, 1975) o Rabia (Rabid, 1977), producidas por el ya desde ese momento canadiense. Ese trabajo le llevó a encontrarse con lo más granadito del Saturday Night Live y sus locuras, ya en los U.S.A., produciéndole a su nuevo amigo, John, la ya mítica Desmadre a la americana (National Lampoon’s Animal House, 1978).
Ahí encontró su verdadera vocación. Sin dejar de encargarse de tareas de producción para otros colegas. Su estilo como realizador roza la comedia amable con tintes gamberros, y un poco fantásticos, que fue lo que lo hizo tan especial. Siempre rodeándose de amigos, de guionistas del talento del desaparecido Harold Ramis, y de actores fetiches como el salao de Bill Murray, descubrimiento personal, tras dos tímidos inicios como realizador en Fox Lady (1971) y Mujeres caníbales (Cannibal Girls, 1973), su puesta de largo fue con Los incorregibles albóndigas (1979). Harold y Bill coincidirán en el futuro en más de un afortunado título dirigido y escrito por el primero e interpretado por el segundo, p.e. Atrapado en el tiempo (Groundhog Day, 1993).

La cinta en cuestión dio origen a varias secuelas, (en realidad 3, de las cuatro oficiales en castellano —citadas al final del artículo con su ficha técnica correspondiente—, ya que una se metió en el mismo saco por temática campamento de verano, pero sin llevar el original meetball, albóndiga, en el título). En todos los casos debemos tomar el término con el otro sentido que tiene, que es el de bobo o atontado, que quizá sería más apropiado, en lugar del alimento. A muchos nos trajo el recuerdo nostálgico de nuestros campamentos de verano (en nuestro país en tiendas de campaña, si bien los responsables o monitores dormían en un albergue de montaña, donde había un rústico comedor y se hacían las actividades). Claro, luego te veías las historias del Crystal Lake y se te quitaban las ganas de meterte en los bosques patrios.
Y tras un pelotón chiflado, en la línea de su primer trabajo, vinieron los cazafantasmas compartiendo amigos de su colega Landis. Del gigantesco muñeco de Marshmallow pasó ya a repetir fórmula, en clave de ciencia ficción, pero con actores menos carismáticos, en Evolution, sustituyendo a fantasmas por cachondos alienígenas que viajan en meteoritos. Convirtió a un héroe de acción en actor de comedia. Arnold Schwarzenegger nunca había estado tan divertido como junto a Danny DeVito. Y se atrevió a enfrentar a los dibujos de la Warner Bros, en una aventura espacial, y especial, junto a las estrellas de la NBA generando una franquicia bastante desigual. No contento con dejarnos hijos de celuloide nos deja vivito y coleando a su talentoso descendiente Jason Reitman, que comenzó como actor infantil en las pelis de su papi, ha ganado un Oscar, ha estado nominado a otros y ha realizado joyas modernas como Gracias por fumar (Thank You for Smoking, 2005), Juno (Juno, 2007), y Up in the air (Up in the Air, 2009), donde entremezcla algo de humor con crítica social. Films todos ellos entrañables, por el mensaje, y por el elenco interpretativo. Como si se tratara de una premonición, el año pasado dirigió su último trabajo hasta la fecha, una nueva entrega de los personajes de su padre, los ghostbusters, donde se habla del amor y de la vida después de la muerte. Adiós, Ivan Reitman.
Ahora que uno cumple cierta edad, son cada vez más los momentos que el pasado y los recuerdos te asaltan como una bestia hambrienta dando dentelladas a tu cerebro. Con motivo del óbito de algún cineasta me da por revisar algunos títulos de su carrera. He de reconocer que a Reitman lo seguí desde aquella lejana Navidad en que acudí con mi novia al estreno de Ghostbusters (1984). Fue la era dorada del fantástico americano. Durante aquellos años de noviazgo cayeron Freddy Kruger, los Cenobitas, Terminator, y muchos más. No llegué a encontrarme con Reitman, director, y tras la secuela de Los cazafantasmas (1989), hasta Evolution (2001). Aquellos inicios con la troupe de Ramis y Murray me eran desconocidos, así que su muerte me ha servido para recuperar aquellos inicios inéditos para mi retina. No me ha entusiasmado El pelotón chiflado (Stripes, 1981), si bien, tendría su gracia en el momento del estreno, pero no ha aguantado el paso del tiempo, y sólo se mantiene por sus dos protagonistas disparatados y desubicados (Ramis y Murray, uña y carne).

Con los albóndigas ya ha sido otra cosa, no he podido evitar hacer un viaje temporal con mi memoria y recrear mis campamentos de verano, durmiendo en hamacas, correteando detrás de las chicas, peleándonos con un grupo rival, bañándonos en el río o las albercas… Esa es la magia que a veces tiene el cine. Y el personaje de Bill Murray, el responsable de su grupo, tierno y gamberro a la vez, es un preludio agradable a sus posteriores trabajos. Está realmente encantador en su relación con el niño aislado del grupo, al que acoge y protege, motivándole y dándole el empuje y afecto que necesita para salir del cascarón. Aquellos campamentos míos también cumplían ese mismo rito de iniciación, nuestros primeros besos, nuestros primeros cigarrillos. Las bromas de Murray al jefe de la expedición son delirantes y no se alejan mucho de las que nosotros mismos hacíamos a nuestros monitores, colándonos en sus habitaciones por las noches y cortándoles barba o pelo o llenando sus sacos de dormir de leche condensada o espuma de afeitar. No sé a ciencia cierta, como crítico de cine, si la película es buena o mala, ni me importa si tuvo demasiado éxito o no (aunque así debió ser a juzgar por las numerosas secuelas, similares en ambientación, pero con personajes y actores diferentes). El film me ha gustado por lo que me ha hecho revivir. Y por ello, añado a la reseña un par de fotos de aquellos viejos tiempos, de mis lejanos veranos en la montaña. Terrenos secos y áridos, con poca frondosidad evitando así la aparición de algún asesino sobrenatural.


Título: Los incorregibles albóndigas (Meatballs)
Año: 1979 (Canadá)
Director: Ivan Reitman
Productores: Paramount Pictures, CFDC, Famous Players
Guionistas: Harold Ramis, Len Blum, Daniel Goldberg, Janis Allen
Fotografía: Donald Wilder
Música: Elmer Bernstein
Intérpretes: Bill Murray, Harvey Atkin, Kate Lynch, Chris Makepeace, Russ Banham, Matt Craven, Kristine DeBell, Sarah Torgov, Jack Blum, Keith Knight
Sinopsis: El campamento de verano Northstar abre sus puertas una vez más. Tripper, su novia Roxanna y Morty (el jefe), tienen que preparar antes a sus monitores para que todo esté listo para recibir a los preadolescentes, tan hiperactivos como ellos mismos, que van a disfrutar de sus vacaciones de verano en aquel remanso de paz, donde, además, tendrán que lidiar con las competiciones con otros campamentos próximos, las chicas, sus complejos y sus temores, y mil cosas más.

Vista con los ojos de hoy día la cinta viola muchos de los protocolos de lo políticamente correcto, pero en su momento fue, junto a la cinta de Landis ya citada, la que abrió las puertas a una línea de comedias gamberras protagonizadas por adolescentes, y no tan adolescentes, con las hormonas revueltas. Inauguraría una corriente de comedia en el cine americano que concluiría con los despropósitos de los Zucker y la saga Loca academia de policía. La cinta no es ninguna maravilla, pero tiene el valor histórico necesario para que su éxito hiciera que varios films más, de similares características, generaran una saga «albóndigas», o el subgénero «summer camp». A esta, en 1984, le siguieron una oficial y otra espuria.

Título: Los albóndigas en remojo (Up the Creek)
Año: 1984 (Estados Unidos)
Director: Robert Butler
Productores: Orion Pictures
Guionistas: Jim Kouf, Jeff Sherman, Douglas Grossman
Fotografía: James Glennon
Música: William Goldstein
Intérpretes: Tim Matheson, Jennifer Runyon, Stephen Furst, Dan Monahan, Sandy Helberg, Jeff East, Blaine Novak, James B. Sikking, John Hillerman, Mark Andrews, Will Bledsoe
Sinopsis: Varios descerebrados universitarios tienen que salvar el culo participando en una carrera de piraguas.
Nos encontramos en el reparto con dos viejos conocidos de la «animal house»: Tim Matheson y Stephen Furst.
Título: Los albóndigas atacan de nuevo (Meetballs II)
Año: 1984 (Estados Unidos)
Director: Ken Wiederhorn
Productores: Space Productions
Guionistas: Bruce Franklin Singer, Martin Kitrosser, Carol Watson
Fotografía: Donald M. Morgan
Música: Ken Harrison
Intérpretes: Richard Mulligan, Hamilton Camp, John Mengatti, Kim Richards, Archie Hahn, Misty Rowe, Ralph Seymour, Tammy Taylor, John Larroquette, Paul Reubens, Jason Hervey, David Hollander, Scott Nemes, Chad Sheets
Sinopsis: Los extraterrestres bonachones de Spielberg sirven de inspiración para este delirante film en el que un alienígena, judío y con poderes mágicos nada menos, es abandonado en un campamento juvenil donde pasa de todo.


Título: Los albóndigas 3: trabajo de verano (Meetballs III: Summer Job)
Año: 1987 (Canadá)
Director: George Mendeluk
Productores: TMS Pictures, Dalco
Guionistas: Bradley Kesden, George Mendeluk, Michael Paseornek, según los personajes de Harold Ramis, Janis Allen, Daniel Goldberg, Len Blum
Fotografía: Paul Zaza
Música: Peter Benison
Intérpretes: Sally Kellerman, Patrick Dempsey, Al Waxman, Isabelle Mejias, Shannon Tweed, Peter Snider, Jan Taylor Hendricks, Hudson Bishop, Pamela Collyer
Sinopsis: El fantasma de una estrella porno fallecida regresa a la Tierra para ayudar a un joven marginado y que tenga éxito en su vida sexual durante el consabido campamento de verano.
Con argumentos cada vez más disparatados, es como si hubiera una línea «albóndigas» yanqui, y otra canadiense, regresamos a los orígenes.
Título: Los albóndigas 4: al rescate (Meetballs 4)
Año: 1992 (Estados Unidos)
Director: Bob Logan
Productores: Planet Productions
Guionista: Bob Logan
Fotografía: Vance Burberry
Música: Steve Hunter
Intérpretes: Corey Feldman, Jack Nance, Sarah Douglas, Bojesse Christopher, Brad Grunberg, J. Trevor Edmond, Paige French, John Mendoza, Bentley Mitchum, Deborah Tucker, Frank Walton, Cristy Thom, Brian Christensen, Jo Farkas, Monique Noel
Sinopsis: En esta ocasión nos centramos en el esquí acuático.

Hasta hubo un telefilm, 1986, que fusionaba el éxito de la Police Academy con el «summer camp», al menos en espíritu y título. Dicho engendro se llama La loca academia de los albóndigas (Screwball Academy), y es también de origen canadiense.

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