Le sette sfide (Primo Zeglio, 1961). Italia-Yugoslavia. Con Ed Fury, Elaine Stewart, Roldano Lupi, Paola Barbara, Furio Meniconi, Gabrielle Antonini, Bella Cortez…
La permeabilidad de los géneros cinematográficos permite que la aventura y el péplum coexistan felizmente en títulos como El terror de los bárbaros (Il terrore dei barbari, Carlo Campogalliani, 1959) -donde los lances, las emboscadas, rivalizan con las pruebas de fuerza y la atracción física entre los broncíneos, estilizados, exhuberantes Steve Reeves y Chelo Alonso- o, ya puestos en harina, el que ahora nos ocupa, Le sette sfide, también producido por Emimmo Salvi (Il gigante di Metropolis, Umberto Scarpelli, 1961) y realizado con buen temple por Primo Zeglio (Duelo de Reyes / Io, Semiramide, 1963), en el cual la exhibición del torso desnudo de Ed Fury (Ursus, Carlo Campogalliani, 1961), los retos musculares y las pruebas con armas inverosímiles -«los siete desafíos» del título, salpicados de detalles cruentos- acercan el ímpetu aventurero a la salvaje vibración peplumita.
Asia oriental, Mongolia. El conflicto se entreteje a través de dos tribus en disputa, los circasianos, comunidad justa afecta al Gran Khan (Lupi), liderada por Iván (Fury, inesperadamente sombrío en un personaje-tipo que Gordon Mitchell pronto adoptaría para el cine de Salvi), y los menos equitativos kirguises, encabezados por el desalmado Amok (Meniconi).