
Cuando se trata de premios, las mujeres compositoras han tenido que hacer un esfuerzo enorme y esperar mucho tiempo para conseguir el primero, subir al podio, e ingresar en ese Olimpo musical dominado por los hombres. Sexta entrega de este estudio sobre la incidencia de la mujer en la música de cine.
HEROÍNAS
Mujeres compositoras de bandas sonoras
PARTE VI: Las primeras en el Olimpo
por Lamberto Del Álamo
La primera mujer en hacer añicos el techo de cristal y ganar un Oscar a la mejor banda sonora fue la británica Rachel Portman; sucedió en 1996. Justo un año después, una compatriota suya, Anne Dudley, volvió a conseguirlo. En una entrevista, Portman declaró que solo en dos ocasiones había trabajado con directores abiertamente misóginos y que consideraba un “delicioso desafío” que ciertos realizadores piensen que una mujer no es capaz de escribir partituras para escenas de acción y otras ideas que se le asignan al estereotipo femenino. “Les demostraré que puedo”, afirmó. Había, no obstante, otras cosas que sí le preocupaban de verdad:
“La industria del cine tiende a ser bastante cautelosa… Los directores se sienten más cómodos con los compositores que han hecho algo similar antes. Esto hace que sea muy difícil entrar en este ambiente. Esta sensación de seguridad que te da alguien que ya has contratado otras veces es lo que realmente nos pone las cosas difíciles a las mujeres.”
Pero el Óscar, con ser un galardón muy prestigioso y de amplia repercusión mundial, es solo uno de los variados reconocimientos que la industria cinematográfica concede a lo largo y ancho de la tierra. Son muchas las academias de cine e instituciones de todo tipo que conceden, en cada país, sus propios premios: los Goya, otorgados por la Academia Española de Cine; los BAFTA de la Academia Británica de las Artes Cinematográficas y de la Televisión; los César, concedidos por la Academia de las Artes y Técnicas del Cine de Francia; la Palma de Oro del Festival Internacional de Cine de Cannes; los David de Donatello, entregados por la Academia del Cine Italiano; el León de Oro otorgado por el Festival Internacional de Cine de Venecia o el Oso de Oro del Festival Internacional de Cine de Berlín.
De vez en cuando, solo de vez en cuando, alguna compositora logra romper la hegemonía masculina y resulta premiada. En el caso particular de España esta excepción tuvo lugar en 1997, diez años después de la primera ceremonia de entrega. La partitura ganadora fue la de La buena estrella, dirigida por Ricardo Franco y estaba firmada por Eva Gancedo. Más de veinte años después, ninguna otra mujer compositora ha logrado subir al estrado para recoger un nuevo Goya.

Un gran paso para la otra mitad de la humanidad
Emma (D. McGrath, 1996)
Música de Rachel Portman: mejor banda sonora, modalidad de comedia:
Sesenta y siete años después de la primera ceremonia de los Óscar, una mujer recibe el primero de la historia como compositora de una banda sonora. La película se titula Emma, está dirigida por Douglas McGrath y basada en la novela homónima de Jane Austen, cuyo argumento se desarrolla en la época previctoriana.
Emma (Gwyneth Paltrow) una hermosa joven tan rica como desenvuelta, ejerce de casamentera, intentando que triunfe el amor sin menoscabo de la necesaria conveniencia y olvidándose de que ella misma está en edad de amar y ser amada.
La partitura, que corre a cargo de Rachel Portman, es eficaz y subraya elegantemente una comedia romántica de época, salpicada de un fino sentido del humor. Antes de llevarse el gato al agua, la compositora inglesa tuvo que competir con dos grandes de la música cinematográfica: Hans Zimmer (La mujer del predicador) y Randy Newman (James y el melocotón gigante). Es de suponer que, cuando levantó la estatuilla, la Portman pensó que su pequeño logro personal era, sin duda, un gran paso para la mitad de la humanidad.


A veces cuesta escuchar lo esencial
Full Monty (Peter Cattaneo)
Música de Anne Dudley: mejor banda sonora, modalidad de comedia:
En 1997 Anne Dudley obtuvo un Óscar por su partitura para Full Monty, película de gran éxito en taquilla. Curiosamente en la memoria auditiva de los millones de personas que la han visto, solo han quedado los éxitos discotequeros de los 70 que bailan los seis protagonistas en su striptease. Casi nadie recuerda la música original de la compositora británica, gracias a la cual consiguió la estatuilla: un par de temas que suenan unas veinte veces a lo largo de la película.
Dos temas divertidos y sentimentales a ritmo de reggae (¡y un toque de tango!) con el saxo barítono y la armónica como protagonistas. Estos dos temas contrastan con los éxitos disco de los 70 (esos que sí recordamos) y llevan una buena parte del peso emocional de esta inolvidable película. Parafraseando a Saint-Exupéry: “Lo esencial a veces es inaudible”.

El lado tenebroso del dulce violonchelo
Joker (T. Phillips, 2019)
Música de Hildur Gudnadóttir: mejor banda sonora
Dudo que en toda la historia del cine haya alguien más desventurado que Arthur Fleck, personaje central de Joker, un desecho social que afirma no haber sido feliz ni un solo minuto de su vida. Para caracterizarlo, la compositora islandesa Hildur Guðnadóttir echó mano del instrumento que mejor conoce: el violonchelo, convirtiéndolo en el protagonista absoluto de su banda sonora.
Su timbre doliente, y a veces oscuro, identifica la infinita desdicha Arthur. A nivel puramente melódico, su partitura deja bien claro que se puede hacer una obra maestra con muy pocos elementos: una ambigua escala que, en bastantes ocasiones, se reduce a tan solo dos notas a distancia de tercera menor (Do-Mib), dramáticamente apoyadas por la novena mayor (Re´). Finalmente, un lúgubre timbal y calculadas disonancias, refuerzan la sensación de que, en cualquier momento, puede saltar la bestia que todos llevamos dentro.

De la necesidad, virtud
La buena estrella (Ricardo Franco, 1997)
Música de Eva Gancedo: Goya mejor música original
La buena estrella no sería lo que es sin la partitura de Eva Gancedo. Para la compositora madrileña es imprescindible que el compositor reconozca la emoción que late en la película, siendo esta precisamente la clave que permite comprender y valorar la música de este largometraje. Cuenta que primero leyó el guión y que a partir de ahí le surgieron varias ideas musicales que grabó en el ordenador. Como urgía terminarla, ya que estaba previsto presentarla al Festival de Cannes, tuvo que escribirla en poco más de dos semanas. En un principio a ella no le gustó tanta premura, aunque finalmente consideró que el resultado fue muy bueno. Tanto que no duda en calificarlo como “mágico”.
La instrumentación elegida (quinteto de cuerda, guitarra, piano y oboe) fue muy modesta, ya que no pudo contratarse a una orquesta mayor. Haciendo de la necesidad virtud, la compositora logró que esta instrumentación fuera finalmente muy adecuado al tono de la película. El resultado final fue una música que contrasta con la dureza del tema, suaviza el drama y aporta luz y esperanza.

CONTINUARÁ
OTROS CAPÍTULOS DE HEROÍNAS:
por Lamberto Del Álamo
Les invito a que tecleen en Internet Movie Database (IMDb) el nombre de los compositores cinematográficos más prolíficos de la historia. Cada uno de ellos compuso la banda sonora de cientos de filmes. Hagan lo mismo con algunas de sus colegas femeninas Rachel Portman o Shirley Walker. Verán la enorme desproporción entre la producción de unos y…
por Lamberto Del Álamo
El número de mujeres compositoras de bandas sonoras es escandalosamente bajo en relación a sus colegas masculinos. Valga como ejemplo el injustificable olvido de muchas de ellas en la bibliografía especializada. En nuestro ámbito es fácil comprobar…
por Lamberto Del Álamo
En muchos campos de la actividad humana, tradicionalmente dominados por el hombre, los rasgos estereotípicamente masculinos son más valorados. En estos campos, en el que incluiremos la composición musical para el cine, lo que se entiende como estándar masculino es…
por Lamberto Del Álamo
El caso de Jesi Nelson es paradigmático. Las mujeres que escriben música para el audiovisual soportan un retraso de, al menos, cuarenta años en relación a sus colegas masculinos. Cuarta entrega de este estudio sobre la incidencia de la mujer en la música de cine.
por Lamberto Del Álamo
El caso de Jesi Nelson es paradigmático. Las mujeres que escriben música para el audiovisual soportan un retraso de, al menos, cuarenta años en relación a sus colegas masculinos. Cuarta entrega de este estudio sobre la incidencia de la mujer en la música de cine.