
Tras perder a Bernard Herrmann y rechazar la música compuesta por Lalo Schifrin, William Friedkin se quedó con poco tiempo para encargar una nueva partitura completa a algún otro compositor. Así, construyó la banda sonora con fragmentos de música clásica, música concreta y música atonal, y le encargó a Jack Nitzsche que escribiera música adicional
THE EXORCIST (1973)
El Exorcista
De Campanas Tubulares y sonidos demoníacos
por Eduardo J. Manola
Tras hacerse con cinco Oscar de la Academia por Contra el imperio de la droga (The French Connection, 1971), entre ellos el de Mejor Director, William Friedkin cambió de estudio y de género. Pasó de la Fox a la Warner, y del policial al terror más ancestral, aquel que tiene por núcleo la eterna batalla del bien contra el mal, de Dios contra el demonio. El proyecto era adaptar a la pantalla la exitosa novela de William Peter Blatty, El exorcista.
Para llevarlo a cabo, no dejó de martirizar a elenco y equipo. Así era él, una especie de psicópata aferrado a su cámara y sus locuras, o genialidades. Hizo que los decorados de la casa de la familia MacNeil, se construyeran dentro de una cámara frigorífica, para que la respiración de los actores emitiera el vaho de manera real. Petardos sin aviso para sobresaltarlos adrede, y un chorro de crema de guisantes en el rostro de Jason Miller (padre Karras) sin advertencia previa, fueron algunos de los tantos maquiavélicos trucos que el realizador puso en práctica para lograr sus objetivos de realísimo a cualquier precio.

No quedó ajeno a sus formas el aspecto musical de la película, que diseñó con mano férrea y, en cierto modo, con una arbitrariedad rayana en la mala leche. Tras un frustrado intento por contratar al gran Bernard Herrmann, el punto más álgido de esa manera de hacer que tenía Friedkin se dio con el insultante rechazo de la partitura que había compuesto Lalo Schifrin, y que les contamos en detalle en la siguiente miniatura en esta misma web:
Tras el frustrado intento por contratar al gran Bernard Herrmann, el director William Friedkin eligió al afamado compositor argentino Lalo Schifrin para ponerle música a su nuevo proyecto, El exorcista, la adaptación a la pantalla grande de la novela de William Peter Blatty. El primer paso fue componer música para el terrorífico y casi demencial tráiler…
Después de descartar la música del maestro Schifrin, Friedkin fue construyendo la banda sonora con elementos de aquí y de allá. Cierto día, mientras estaba reunido en el despacho de Ahmet Ertegun, jefe de Atlantic Records, el cineasta vio un disco de Mike Oldfield, “Tubular Bells” (Campanas tubulares), que la discográfica Virgin Records estaba lanzando al mercado. Intrigado por la portada del álbum, lo puso en el tocadiscos y quedó prendado de la parte inicial del primer tema. Así, la famosa frase musical de “Tubular Bells” se convirtió en “la música de El exorcista” que todos identificamos de inmediato. Es solo un breve fragmento del tema “Part One” que dura más de 25 minutos. La historia de “Tubular Bells” la podéis encontrar en este enlace de nuestra web:
Cuando imaginas El exorcista, de inmediato se viene a la cabeza la punzante y repetitiva melodía que identificará al film para siempre. Ello, a pesar de que el tema no fue compuesto especialmente para la película y de que, además, es solo un pequeño fragmento de una obra mucho más completa y profunda.
Pero la banda sonora de El exorcista no es una partitura tradicional. La mayor parte de ella se compone de efectos de sonido en busca del impacto psicológico del público. Se integra con diversos pasajes sonoros que estructuran un diseño novedoso que impactó y renovó el género del horror en ese aspecto. No por nada la película ganó el Oscar a Mejor Sonido. Sin embargo, ese diseño resulta, a la vez, engañoso musicalmente hablando, pues se hace difícil detectar momentos concretos y específicos de lo que es la partitura aparte de la conocida “Tubular Bells”.
The Exorcist – Tubular Bells – music by Mike Oldfield

Por ejemplo, la secuencia inicial de la película que transcurre en Irak, fue diseñada por el especialista francés Jean-Louis Ducarme, ingeniero de sonido en otros films de Friedkin como Carga maldita (Sorcerer, 1977) y Vivir y morir en Los Angeles (To Live and Die in L.A., 1985), combinando capas de grabaciones de ruido ambiental, de las excavaciones antropológicas, la oración musulmana, peleas de perros y música clásica. Todo exacerbado hasta que el padre Merrin (Max Von Sydow) se encuentra con la estatua del demonio Pazuzu. Curiosamente, Bernard Herrmann le pidió a Friedkin que eliminase esa escena, lo que supuso que el director descartara la participación del célebre músico en la banda sonora.
En los inicios de la producción de El exorcista, el director William Friedkin llegó a reunirse con el gran Bernard Herrmann para tantear la posibilidad de su contratación para que compusiera la banda sonora. Friedkin admiraba la música de Herrmann, y creía que el estilo de la famosa partitura que había escrito para Psicosis de Hitchcock, era ideal…
El rechazo de la música compuesta por Lalo Schifrin hizo que Friedkin se quedara con un muy escaso margen de tiempo para encargar una partitura completa a algún otro compositor. Así que se decidió por edificarla con fragmentos de música clásica, música concreta y música atonal. Fue el primero en utilizar música del compositor polaco Krzysztof Penderecki, como el tema “Polymorphia”, que Kubrick reutilizaría en El resplandor (The Shining, 1980). David Lynch sería otro realizador que haría buen uso de la música de Penderecki, como el tema “Kosmogonia” en Corazón Salvaje (Wild at Heart, 1990).

Asimismo, Friedkin incluyó piezas de música concreta, como “Beginnings” de la obra “The Wind Harp” de Henri Bee y “Threnody I: Night of the Electric Insects” de George Crumbs, compositor vanguardista norteamericano, seguidor de la música atonal de Anton Webern, del que, por cierto, también utilizó un tema para orquesta, “Fliessend, Ausserst Zart” de “Five Pieces for Orchestra, Opus 10”. Del compositor alemán Hans Werner Henze tomó su “Fantasia for Strings”.
“Quiet Village”, tema icónico de la música exótica impuesta por Les Baxter, compositor conocido por las bandas sonoras de las películas del ciclo de Edgar Allan Poe del mítico Roger Corman (House of Usher, 1960; The Pit and the Pendulum, 1961; Tales of Terror, 1962; The Raven, 1963), también forma parte de la música de El exorcista.
Finalmente, la banda sonora se completa con música adicional compuesta por Jack Nitzsche e interpretada por la London Symphony Orchestra. Nitzsche colaboraría nuevamente con William Friedkin en A la caza (Cruising, 1980).
