
Carl Stalling
BIOGRAFIA
Lexington, Missouri, Estados Unidos, 10 de noviembre de 1891 – Los Angeles, California, Estados Unidos, 29 de noviembre de 1972 (81 años)
Carl William Stalling fue un arreglista, actor de doblaje y compositor conocido por su enorme trabajo en la música para dibujos animados, iniciado con Walt Disney pero que alcanzó notoriedad y siempre será recordado por sus inolvidables partituras para los cartoons de la Warner Bros. En ese estudio trabajó creando música semanalmente desde 1936 durante veintidós años, atribuyéndosele la autoría musical de más de 600 cortos animados.
Su padre Ernest Stalling, carpintero, y su madre Sophia, eran alemanes emigrados establecidos en Lexington, Missouri en 1883. El primer contacto de Carl con la música fue con un destartalado pianito de juguete. En 1903, con tan solo 5 años vio el film mudo The Great Train Robbery, y a partir de allí se prometió a sí mismo: “quedar conectado de alguna manera con el cine”.
A los 12 años ya trabajaba en salas de cine mudo de esa ciudad, al principio tocando el piano en los intervalos de cambios de rollos de película en el cine principal de Lexington, y más tarde acompañando al piano la proyección de las películas. Fue también por un tiempo organista del Teatro St. Louis.
A los 20 años, establecido en Kansas City, formó y dirigió su propia orquesta, mientras improvisaba música en el órgano de acompañamiento de películas mudas del Isis Movie Theatre de esa ciudad, donde conocería y se haría muy amigo de un joven que producía cortometrajes de dibujos animados: Walt Disney.
Este encuentro casual sería vital para la música de animación. Disney quedó tan impresionado con el trabajo de Stalling en el Isis Movie Theatre, que combinaba hábilmente al piano composiciones propias improvisadas con música conocida de compositores clásicos o populares, que lo contrató como director musical para su incipiente empresa de animación, cuando abandonó Kansas City y se trasladó a California.

Erróneamente se cree que Carl Stalling musicalizó el famoso corto Steamboat Willie, el primer trabajo de animación en incorporar sonido sincronizado que fuera un enorme éxito en su estrenó en el Colony Theater de Nueva York el 18 de noviembre de 1928, pero la verdad es que no fue así, y Stalling no llegó a contribuir en nada con aquel proyecto.
Sí había participado en la musicalización de Plane Crazy y The Gallopin’ Gaucho, los dos cortos mudos iniciales de Mickey Mouse realizados en 1928 antes del estreno de Steamboat Willie. Incluso llegó a poner la voz para la primera intervención de diálogo del ratón en el corto The Karnival Kid (1929).
Stalling inventó un dispositivo para que los animadores pudieran marcar el tempo de los dibujos animados, método que sería imprescindible para el trabajo de sincronización de la música, aunque ese ingenio también se acredita a Max Steiner y Scott Bradley.
Este novedoso recurso técnico se denominó click track, y consistía en una serie de marcas visuales impresas en los bordes de cada fotograma que los músicos seguían como referencia rítmica para ejecutar sus intervenciones a la par de las acciones reproducidas en pantalla.
También incorporó el uso del metrónomo para pautar el tiempo y el compás de sus composiciones durante la ejecución de sus obras, logrando que cada músico de la orquesta dispusiera de un audífono para recibir las marcaciones. Allan Neuwirth, historiador e investigador del cine de animación, atribuye a Stalling el mérito de haber inventado el proceso de creación de una partitura para dibujos animados.
Además, su trabajo en la milimétrica sincronización de la música y los movimientos de los personajes animados, de la que los cortometrajes de Disney fueron pioneros, se conoció como mickey mousing, que fue llevado al límite en el cine sonoro de acción real, de la mano de maestros como el mencionado Steiner.
Stalling creó la música de las primeras Silly Symphonies de Disney, entre ellas su cortometraje piloto The Skeleton Dance (1929), adaptando música clásica combinada con melodías propias, que supondrían un campo de experimentación para los futuros largometrajes animados del estudio, tanto a nivel de la animación como del aspecto sonoro. Como actor de doblaje, le puso su voz a Mickey Mouse en el corto The Karnival Kid de 1929.
Sorpresivamente, en 1930, dejó a Disney para unirse al nuevo equipo de animación que había formado otro disidente, Ub Iwerks, principal animador de Disney hasta ese momento, que crearía series animadas como Flip The Frog y, más tarde, Comicolor, en la que adaptaba cuentos literarios infantiles realizadas en color.
Trabajando en una línea similar a la de las Silly Symphonies, Stalling fue su director musical hasta 1936, cuando Iwerks decidió seguir a Leon Schlesinger, que había conseguido un contrato para producir cortometrajes de animación para Warner Bros, y Stalling se fue con él. En realidad, el estudio de Iwerks no había conseguido competir contra Disney ni contra la irrupción de otro pionero de la animación: Max Fleischer, con su explosiva y sexy Betty Boop.
En su trabajo para Schlesinger y Warner, creando la música de las célebres Looney Tunes y Merrie Melodies, además de compartir su talento con artistas como Tex Avery, Chuck Jones y Frank Tashlin, Stalling tendría acceso a la enorme biblioteca de canciones del estudio, con libre uso de música popular sin el pago de derechos de autor hasta la sanción de la ley que los reguló a partir de 1940.
Stalling emplearía profusamente y de una manera muy particular esa biblioteca, convirtiéndola en su marca personal mediante un método que consistía en aplicar temáticamente una determinada canción a un determinado personaje o situación.
Era una suerte de «juego de palabras musical», en el que utilizaba referencias a canciones populares y tradicionales americanas y orquestaciones con citas de piezas clásicas, introduciendo matices en el tono para adaptarlas a las situaciones que atravesaran los personajes, añadiéndoles una dimensión de humor a la acción en la pantalla.
Por ejemplo, una escena en la que apareciera un personaje despertando por la mañana sería subrayada por la pieza clásica «Morning Mood» de Edvard Grieg. Si había que ponerle música a la acción de una máquina o a una amenaza gigantesca, lo que sonaba indefectiblemente era «Powerhouse» de Raymond Scott, célebre tema instrumental escrito en 1937, que quedaría ligado para siempre al trabajo de Stalling para Warner, y que el compositor llegó a utilizar en más de 100 cortos.
Powerhouse and Other Cuts from the Early 50’s – music by Carl Stalling

En los frenéticos cartoons del estudio, música y efectos sonoros (creados estos por el gran Treg Brown) se entrelazaban dinámicamente bajo la dirección de artistas como los mencionados Avery y Jones, Bob Clampett, Friz Freleng, y Robert McKimson, que crearon el estilo visual y conceptual de las Looney Tunes. Stalling era el compositor ideal para ello, con su inusitada habilidad para cambiar ágilmente estilos y tempos musicales para adaptarse a la acción.
Con pistas musicales rápidas y estrechamente coordinadas, sus partituras servían como verdaderos efectos sonoros, tanto instrumentales como grabados, ligando melodías y canciones a las diferentes y cambiantes situaciones que se le presentaban. En ocasiones el genio de Stalling llegaba a crear fantasías musicales completas, como en los inolvidables cortos A Corny Concerto (1943) y Rabbit of Seville (1950).
En una entrevista, Chuck Jones recordaba a Stalling: «Era un músico brillante. Pero la forma más rápida para él de escribir una partitura era simplemente buscar alguna música que tuviera el nombre apropiado […] era demasiado simple, ya que se guiaba por los nombres de las canciones. Si había una mujer en un vestido rojo utilizaba «The Lady in Red». Si alguien estaba en una cueva, tocaba «Fingal’s Cave». Si se trataba de comer, usaba «A Cup of Coffee, a Sandwich, and You». Una vez tuve una abeja, y Dios mío, iba y encontraba una pieza musical escrita en 1906 o algo así llamada «I’m a Busy Little Bumble Bee».[1]
Hillbilly Hare (1950) – music by Carl Stalling
Stalling trabajó en Warner Bros. hasta que se jubiló en 1958. Su último dibujo animado fue To Itch his Own, dirigido por Chuck Jones. Le sucedió Milt Franklyn, que había ayudado a Stalling como arreglista desde mediados de los años treinta y fue ascendido a director musical a principios de los cincuenta, compartiendo ambos el cargo durante los últimos años.
Cada vez que vuelvas a ver uno de aquellos inolvidables cartoons de la Warner y te deleites con la música perfectamente sincronizada con las alocadas aventuras de Bugs Bunny, Daffy Duck, Sylvestre o Speedy Gonzalez, recuerda que Carl Stalling es el autor de esas maravillas musicales.
There They Go Go Go (1956) – music by Carl Stalling
Referencias:
[1] Adamson, Joe (1980) «Chuck Jones Interviewed.» en The American Animated Cartoon. editado por Gerald y Danny Peary. Nueva York: E. P. Dutton. pág. 22

Eduardo J. Manola - 23 de febrero de 2023
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