
Henry Mancini
BIOGRAFIA
Cleveland, Ohio, Estados Unidos, 16 de abril de 1924 – Beverly Hills, Los Angeles, California, Estados Unidos, 14 de junio de 1994 (70 años)
Enrico Nicola Mancini fue un pianista, flautista, arreglista, director de orquesta y compositor de jazz, canciones y música de cine y televisión, sin duda uno de los más famosos y reconocidos de la historia de la banda sonora, y célebre por su popular tema de La pantera rosa y la canción “Moon River” del film Desayuno con diamantes, frutos de su extensa y exitosa colaboración con el director Blake Edwards.
Hijo de inmigrantes italianos provenientes de la región de los Abruzzos, se crió en el barrio Little Italy de Cleveland, pero pronto su familia se trasladó a Aliquippa, en Pensilvania. Su padre, Quinto, trabajaba en una fábrica de aceros y era aficionado a la flauta, así que cuando Enrico tenía apenas ocho años lo introdujo en el estudio de la música y de ese instrumento en particular, enseñándole también solfeo.
Advirtiendo las condiciones naturales del pequeño Enrico, Quinto consiguió que el prestigioso director de orquesta Max Adkins, profesor de arreglistas exitosos del jazz y las big bands, aceptara darle clases de piano y le adentrara con más detalle en el arte de la composición musical y la orquestación. Adkins enseñaba en el Carnegie Institute of Technology y tenía entre sus alumnos, por ejemplo, a Jerry Fielding, quien también tendría una larga carrera en la música cinematográfica.

Henry idolatraba a Adkins, a quien veía como una figura paternal, un maestro que además de presentarle a Benny Goodman le enseñaba cómo audicionar, dar propinas y ponerse trajes de etiqueta. Entusiasmado por el encuentro con Goodman, Henry le envió sugerencias de arreglos para sus temas y decidió ingresar en la prestigiosa escuela de música Juilliard en Manhattan, a la que fue admitido con una beca en 1942.
No fueron años fáciles para el joven compositor, ni en lo emocional ni en lo financiero. Sólo tenía 17 años, estaba lejos de casa y la estricta escuela no resultó ser lo que esperaba. Quería componer para orquestas y hacer arreglos, pero esas materias estaban mucho más adelante en el programa de estudios, así que decepcionado, se enlistó en el ejército para participar en la Segunda Guerra Mundial y lo destinaron al frente de Alemania.
Tras el fin del conflicto, decidió quedarse un tiempo en Niza para trabajar como flautista en diversas orquestas militares, pero descubrió que en los Estados Unidos las orquestas y las big bands también estaban de moda, así que regresó a su país para intentar aprovechar el filón. Así fue como se unió a la orquesta de Glenn Miller y Tex Beneke como pianista y arreglista, contrariando a su padre que lo instaba a retomar sus estudios en la Juilliard. Allí conoció a la que se convertiría en su esposa, Ginny O’Connor, vocalista de la orquesta.


ABBOTT Y COSTELLO Y UN PASEO POR LA SCI FI DE LOS CINCUENTA
Durante los siguientes años, fines de los cuarenta, Mancini consiguió varios trabajos como freelance haciendo arreglos para estudios de grabación y escribiendo alguna música de stock para algunos estudios de Hollywood, por supuesto sin ninguna acreditación.
Pero tendrían que pasar algunos años más, hasta comenzada la década de los cincuenta, para que pudiera comenzar a componer para el cine. Los estudios Universal le dieron su primera oportunidad, al contratarlo para trabajar como ayudante de Joseph Gershenson en diversas cintas de serie B junto a otros compositores contemporáneos como Hans J. Salter y Herman Stein.
Su primera banda sonora original para el cine fue para Lost in Alaska (Jean Yarbrough, 1952), protagonizada por Bud Abbott y Lou Costello, para quienes compuso después otras más, como Abbott and Costello On Mars (1953), Abbott and Costello Meet the Keystone Kops (1955), y Abbott and Costello Meet the Mummy (1955). En algunos otros filmes de la célebre pareja de cómicos fue incluida música de stock escrita por Mancini y sus colegas, como los mencionados Salter y Stein, Frank Skinner, Daniele Amfitheatrof, Johnny Green, Walter Scharf, entre otros.
También Mancini trabajó en algunos títulos emblemáticos de la Ciencia Ficción americana en auge en esos tiempos, como los clásicos de Jack Arnold: It Came from Outer Space (1953) junto con Irving Gertz y Herman Stein; la mítica La mujer y el Monstruo (Creature from the Black Lagoon, 1954) junto con Salter y Stein; y Tarantula (1955) con Stein. También participó en This Island Earth (1955) con Salter y Stein, The Monolith Monsters (1957) con Gertz y Stein, y en The Creature Walks Among Us (1956) secuela de La mujer y el monstruo.
Además, la Universal lo hizo trabajar también en muchos westerns, como Traición en Fort King, La carga de los indios sioux, y Rebelión en el fuerte, y en filmes de aventuras exóticas como La espada de Damasco con Rock Hudson, Al este de Sumatra con Jeff Chandler, Tanganica con Van Heflin, y The Veils of Bagdad con Victor Mature, todas de la década del cincuenta y, por supuesto, sin acreditación.
THE GLENN MILLER STORY Y SED DE MAL
En 1954 participa junto a Joseph Gershenson en la adaptación musical del biopic de Glenn Miller, Música y lágrimas (The Glenn Miller Story) dirigida por Anthony Mann y protagonizada por unos maravillosos James Stewart y June Allyson. Ese trabajo le brindó su primera nominación al Oscar en la categoría de Music (Scoring of a Musical Picture), compartido con Gershenson, pero lo perdió frente a Siete novias para siete hermanos, de Adolph Deutsch. Para el film, Mancini compuso el tema “Too Little Time”, pero no fue acreditado por ello.
Un par de años después, en lo que se consideraba era el mejor momento en la industria del cine para componer, Mancini ya había musicalizado más de 100 películas, y comenzaba una carrera extraordinaria, trabajando en un gran número de películas y programas de televisión.
En 1958, Mancini daría el paso fundamental que lo pondría en la gran vidriera de los compositores cinematográficos, cuando el gran Orson Welles lo llama para ponerle música a Sed de mal (Touch of Evil), tras no poder contar con Bernard Herrmann.
Esta oportunidad constituiría la gran opera prima de Mancini, cuya orquestación netamente jazzística revolucionó la forma en que se hacían las bandas sonoras, mientras el espléndido tema musical de raíces latinas que acompaña el impresionante y novedoso plano-secuencia con que Orson Welles abre el film, fue motivo de reconocimiento por la forma en que la música se acopla a las escenas en un claro contrapunto con la tensión de la trama.
Era música ligera que se escuchaba mientras una bomba era paseada en un coche por las calles, entre gente caminando festivamente, incluidos los protagonistas Charlton Heston y Janet Leigh, sin que el conductor lo advirtiera. Puro suspense.
Según escribió John Caps en su libro, Henry Mancini: Reinventing Film Music, la llegada de Mancini a Hollywood coincidió con dos hechos trascendentes en la industria del entretenimiento de aquel momento: el colapso del sistema de los grandes estudios de películas y la revolución en la industria de venta de los discos.
LA TELEVISIÓN Y BLAKE EDWARDS
El gran revuelo que se creó en torno a su trabajo para Sed de mal hizo que Blake Edwards fichara a Mancini para crear la música de su serie de televisión Peter Gunn (1958). El resultado fue, una vez más, una bomba: la banda sonora cautivó a la audiencia con su aire jazzístico propio de las grandes orquestas, y el álbum logró vender más de un millón de copias. Un año después, Edwards lanzaría otra serie mítica, Mr. Lucky, y volvería a contar con Mancini, que compondría otro de sus más famosos temas principales.

Peter Gunn – «Peter Gunn Theme» – music by Henry Mancini

Mr. Lucky – «Mr. Lucky Theme» – music by Henry Mancini
De esta forma se iniciaba una de las colaboraciones director-compositor más importantes y célebres, además de duraderas: trabajarían juntos por más de treinta años. El estilo colorista de Mancini se adaptaba con naturalidad a la acción cinematográfica y encajaba a la perfección en los temas satíricos o de suspense.
Sería entonces el turno de otro impacto musical en la carrera de Mancini. Blake Edwards lleva a la pantalla grande Desayuno con diamantes (Breakfast at Tiffany’s, 1961), la novela de Truman Capote, con Audrey Hepburn: la música de Mancini, oscarizada no sólo por el conjunto de la banda sonora, sino también por la celebérrima canción “Moon River” (con letra de Johnny Mercer), terminó de dar homogeneidad al conjunto del filme, amén de contribuir en no poca medida a su popularidad, convirtiéndose en un eterno clásico de la música de cine.


Breakfast at Tiffany’s – «Suite» – music by Henry Mancini
LA CONSOLIDACIÓN DE UN MAESTRO – LA PANTERA ROSA
A partir de allí, un consolidado Henry Mancini cosecharía éxito tras éxito, y su propia popularidad llegaría a lo más alto y con rapidez. La partitura de La pantera rosa (Blake Edwards, 1963) no hizo más que confirmar esta tendencia. Nominada al Oscar, fue sin duda una de las más populares músicas del maestro Henry, que desarrolló hasta el límite en toda esa saga de películas del singular felino y el inefable Inspector Clouseau de Peter Seller, y se vio exacerbada con la famosa serie El show de la Pantera Rosa (1969), y con la excelente El Inspector, para la que insertó el famoso tema de A Shot in the Dark, segundo film de la saga.

La lista de sus bandas sonoras es tan extensa como trascendente: Operación Pacífico, Experiment in Terror, Días de vino y rosas, El guateque (The Party, 1968), La carrera del siglo (1965), Darling Lili (1970), ¿Víctor o Victoria?, todas de Blake Edwards; Charada (1963) y Dos en la carretera (1967), de Stanley Donen; ¡Hatari! (1962), filme de Howard Hawks protagonizado John Wayne, que incluye el famosísimo tema de los elefantitos.
También Odio en las entrañas (The Molly Maguires, 1970) de Martin Ritt; Los indomables (The Hawaiians, 1970); las películas de dibujos animados Basil, el ratón superdetective (1986) y Tom & Jerry the movie (1992); Without a Clue; la inquietante y rompedora cinta vampírica Lifeforce (1985); El carnaval de las águilas; 10, la mujer perfecta; El zoo de cristal (1987); Asesinato en Beverly Hills.
Y en televisión es de recordar su música para la exitosa El pájaro espino (El pájaro canta hasta morir / The Thorn Birds, 1983) con Richard Chamberlain.
PREMIOS
Henry Mancini fue nominado a 73 premios Grammy, de los cuales logró ganar 21, incluido el especial por su notable contribución a la música. Fue nominado a 18 premios Oscar, de los cuales ganó cuatro; 11 Golden Globes de los que ganó uno por Darling Lili. También fue nominado a dos premios Emmy, por Peter Gunn y El pájaro espino. Con más de 200 películas y series en su haber, Mancini ejerció una enorme influencia en la música de su época, influencia que todavía hoy le convierten en pieza clave de la historia del cine.
Con más de 40 discos editados, y todos los reconocimientos posibles, las hazañas de Henry Mancini han sido increíbles. Con RCA Victor, produjo decenas de álbumes de jazz que se colocaron en las más altas listas de popularidad. Era poco común que un músico de jazz, que además hacía música orquestal, llegara a las mismas listas de ventas que artistas pop como Elvis Presley, Frank Sinatra y hasta los Rolling Stones. Representaba el moderno interés en las canciones pop y de jazz, en las películas y la televisión.
Con más de 90 álbumes que pendulan entre géneros como el jazz, la música clásica, el pop, las big bands y el lounge, Mancini nunca perdió su toque para ambientar historias u hogares estadounidenses, y llegó a tomar elementos musicales del mexicano Juan García Esquivel y el cubano Dámaso Pérez Prado en sus discos de ambiente, donde perseguía la misma sofisticación que alguna vez admiró de Ellington o de Basie.
Henry Mancini inspiró a otros músicos de la época a nivel internacional, quienes se sentían desalentados por la falta de interés del público en el jazz y por la crítica a los músicos que mezclaban ese género con otros, ya fuera pop o ritmos latinos. “El éxito no viene fácil ni rápido. Es un lujo poder sentirte desanimado y renunciar (…) Pero en momentos de estrés, siempre hay que repetirse a sí mismo, ‘hago lo que más quiero’. Esa pequeña oración será el mejor consuelo que tendrás.”, dijo alguna vez.
EPÍLOGO
Cuando a principios de la década de los sesenta, los estudios de Hollywood comenzaron a alejarse de los sonidos sinfónicos tradicionales que habían servido de telón de fondo para las películas, Mancini fue uno de los que encabezaron ese cambio de tendencia, reemplazando el uso de grandes arreglos orquestales con una música más popular, partituras menos densas, con instrumentaciones más ligeras y llenas de color, creando además temas fáciles de cantar.
Su trabajo en estudios, muestra que hizo un enorme esfuerzo por romper las barreras de un pasado marcado y servido por músicos clásicos y serios, venidos predominantemente de la Europa de la pre-guerra, introduciendo el jazz y las influencias contemporáneas en la música de cine.

Su música fue muy definida y reconocible, con una personalidad y un estilo inconfundible, caracterizado por melodías sencillas y limpias, ancladas en el piano y un background de trompas, cuerdas francesas y, muchas veces magníficas secciones corales.
Su figura y su estilo son parte de una época a la que el progreso tecnológico y la globalización de la información harán muy difícil volver. Solo quedará echar mano de la nostalgia, y sumergirse en las simples melodías del maestro Henry Mancini.

Eduardo J. Manola - 28 de diciembre de 2021

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