
El puente sobre el río Kwai, tercera y última colaboración de Sir Malcolm Arnold con el director David Lean, por la que obtuvo su único Oscar, ha dejado una de las bandas sonoras más bellas y perfectas de la época dorada de la cinematografía mundial, así como la famosa marcha silbada, grabada a fuego en el inconsciente colectivo que, curiosamente no fue compuesta por Arnold, y cuya inclusión en la película fue una mezcla de genialidad, casualidad y necesidad.
The Bridge on the River Kwai (1957)
El puente sobre el río Kwai
Malcolm Arnold: Una marcha para el puente que nunca existió
por Eduardo J. Manola
Prelude/The Prison Camp – Malcolm Arnold – The Bridge on the River Kwai – Richard Hickox & London Symphony Orchestra (CHANDOS)
Si hay una tonada en la historia del cine que ha quedado grabada a fuego en el inconsciente colectivo es la melodía silbada de la marcha de El puente sobre el Río Kwai, el extraordinario drama bélico de 1957 dirigido por el gran realizador británico David Lean, cuya banda sonora, obra de su habitual compositor Sir Malcolm Arnold, obtuvo el Oscar a mejor música original en la entrega de 1958.
Lo curioso, y no por ello menos destacable de esta banda de sonido, es que la famosísima marcha que todos recuerdan, no fue compuesta por Arnold, y que su inclusión en la película fue una mezcla de genialidad, casualidad y necesidad.
En efecto, cuando David Lean pergeñó la ya icónica escena en la que los soldados británicos, al mando del coronel Nicholson (Alec Guinness en uno de sus papeles consagratorios), ingresan marchando en el campo japonés de prisioneros, del cruel comandante Saito (Sessue Hayakawa), pensó en apoyarla musicalmente con la canción “Bless ‘em All”. También conocida como “The Long and the Short and the Tall” y “Fuck ‘em All”, era una canción de la época de la Primera Guerra Mundial, compuesta en 1917 por Robert Kewley y con letra de Fred Godfrey, grabada por primera vez por George Formby en 1940.
Arr.: George Formby interpreta el tema «Bless ‘em All»

El compositor británico Sir MALCOLM ARNOLD, autor de la banda sonora de EL PUENTE SOBRE EL RIO KWAI. Con David Lean colaboró en la música de Hobson’s Choice y The Sound Barrier.
Sin embargo, los costos de copyright de «Bless’ em All» eran muy altos, así que la producción la rechazó. Lean se decantó entonces por una vieja tonada, también de la Gran Guerra, que recordaba de su niñez, la “Marcha del Coronel Bogey”, que había sido compuesta en 1914 por el director de banda del ejército británico Teniente Frederick Joseph Ricketts, bajo el seudónimo Kenneth J. Alford, ya que en ese tiempo no se permitía al personal de servicio tener una actividad profesional ajena a las fuerzas armadas. La viuda de Ricketts, fallecido en 1945, no tuvo inconveniente alguno en vender los derechos de la marcha para su aparición en el film.


Colonel Bogey March – Kenneth J. Alford – The Bridge on the River Kwai – Richard Hickox & London Symphony Orchestra (CHANDOS)
Pero la decisión de incluirla se encontró con algún obstáculo. Durante la Segunda Guerra Mundial, la marcha del Coronel Bogey había ganado popularidad en Gran Bretaña, y los soldados ingleses la cantaban habitualmente en una versión que, con la letra modificada, estaba dirigida a burlarse de los jerarcas nazis, haciendo alusión a sus genitales, y convirtiéndose en un himno nacional a la rudeza, aunque no oficial:
“Hitler solo tiene un huevo
Goering tiene dos, pero muy pequeños
Himmler tiene algo similar
Pero el pobre Goebbels no tiene ninguno…”
Como era de imaginar, la cuestión configuraba un riesgo latente de censura, así que dándole vueltas Lean tuvo la brillante idea de que la tonada fuera silbada. Así, durante varios pasajes de la película, cuando los prisioneros ingleses vuelven al campamento, luego de las atroces jornadas de trabajos forzados a los que los sometían los captores japoneses, o cuando construyen el famoso puente, la marcha silbada se convierte en una verdadera música incidental, que resulta esencial a la hora de mostrar el espíritu y flema británica frente a la adversidad de la derrota y el cautiverio en las selvas birmanas, donde sufrieron difteria, disentería, beri beri, sarna, palizas, hambre y hacinamiento.


A todo esto, Lean le sugirió a Malcolm Arnold que compusiera un segundo tema marcial, a modo de contramarcha, para para reforzar la de Alford y darle un componente original a la banda sonora. Así nació “The River Kwai March” (la “Marcha de El Puente sobre el Río Kwai”) que, como se aprecia en la segunda mitad de la referida escena del ingreso de los prisioneros al campo, se entrelaza con la del Coronel Bogey silbada, elevando la emotividad de la secuencia a partir de su vívida orquestación, y del hecho de que funciona como contramelodía de la de Bogey, empleando para ello idénticas progresiones de acordes.
Finale River Kwai March – Malcolm Arnold – The Bridge on the River Kwai – Richard Hickox & London Symphony Orchestra (CHANDOS)
Aprovechando el éxito de la película y de la música, se editó una versión que también combina ambos temas, el de Alford silbado y el de Arnold instrumental, a cargo del célebre Mitch Miller y su orquesta y coro especialista en tonadas silbadas, la que se encaramó como hit de la época, y llevó la marcha a convertirse en una de las melodías más famosas y conocidas de la historia del cine. El tema se editó con el nombre de “The River Kwai March: Colonel Bogey March”, lo que originó que, a menudo, la del Coronel Bogey fuera mal acreditada como “Marcha del Río Kwai”.
Mitchell William Miller, músico, cantante, director y productor musical estadounidense, fue uno de los artistas de mayor éxito de los años 50 y comienzos de los 60. Famoso por sus versiones silbadas de temas.

LA NOVELA Y EL PUENTE
Pierre Boulle, escritor y novelista francés nacido en 1912 en Avignon (donde una popular canción dice que hay un puente), logró en 1952 convertir en best seller su novela Le Pont de la Riviere Kwai, a partir de sus vivencias como prisionero de guerra. Durante la Segunda Guerra Mundial, Boulle había sido espía para la Francia libre, atrapado y condenado por los partisanos de Vichy a trabajos forzados durante dos años, hasta 1944, en un campo en Indochina, sobre el río Mekong.
Tomando como base argumental su propia experiencia, y las atrocidades cometidas por los japoneses en lo que se llamó “la vía de la muerte” (la construcción de una red ferroviaria, con puentes incluidos sobre diferentes ríos, desde Tailandia hasta Birmania, entre 1942 y 1943), que costó la vida de 12.400 soldados británicos, escoceses, australianos, canadienses y americanos, Boulle construyó su historia sobre los relatos del capitán del ejército escocés Ernest Gordon, sobreviviente de las trágicas obras.
A eso, le agregó los recuerdos y anécdotas de Philip Toosey, un coronel británico que había construido uno de esos puentes, ayudando a sus subordinados en la tarea, pero que, a diferencia del personaje de Alec Guinness en la película, no había intentado la perfección para gloria del honor inglés, sino solo la supervivencia de sus hombres, dejando además fallas de construcción para perjudicar a sus cancerberos nipones. La versión del personaje del coronel Nicholson en la novela, tal como lo dibujó Boulle, le dispensó el desprecio del Ejército británico, y del propio Toosey, ya que se sintieron ofendidos en sus valores, aclarando que ningún soldado inglés había colaborado jamás con los japoneses.


El escritor PIERRE BOULLE, autor de las novelas THE BRIDGE ON THE RIVER KWAI y PLANET OF THE APES, ambas best sellers de impresionante repercusión en los años 50 y 60
Para colmo de males, Boulle no tuvo mejor idea que “inventar” un puente sobre el río Kwai, como localización de su historia. Años después, reconoció que, cuando escribió la novela, no sabía dónde exactamente se encontraba el río Kwai, y si realmente existía, porque jamás había oído nada sobre él mientras estuvo prisionero. Recurrió a un atlas para ubicarlo, pero no se dio cuenta de que había dos ríos Kwai, y que ambos eran bastante cortos y no llegaban hasta Birmania.
Ningún puente existe sobre dichos ríos, pero sí se habían construido dos sobre el río Mae Klong durante la guerra, uno de hierro, y otro de madera parecido al del film. Ambos habían sido destruidos por los bombarderos aliados, pero solo se reconstruyó el de hierro. Boulle no lo sabía y tampoco se preocupó demasiado. Colocó el puente en su novela sobre el río que él quiso, el Kwai, quizás por su simpleza fonética.
Lo curioso es que en 1960 el gobierno de Tailandia, viendo el negocio turístico derivado de la cantidad de fans de la película que viajaban al lugar para ver el supuesto puente y no lo encontraban, le cambió el nombre al Mae Klong por el de Kwai, con lo que el puente inexistente cobró vida. Pierre Boulle consiguió consolidar su fama a caballo de su siguiente novela, El Planeta de los Simios, publicada en 1963 y que también fue objeto de adaptación cinematográfica.


NO SOLO DE MARCHAS VIVE EL PUENTE
Otra curiosidad es que la banda sonora de la película no incluye un tema musical específico para el puente que, dada su centralidad, bien podría haberlo tenido. De todas formas, la partitura de El puente sobre el Río Kwai no se limita a las marchas, si bien éstas le otorgaron su éxito y popularidad. Arnold hizo gala de toda su capacidad y profesionalismo para componer una banda sonora espléndida, épica en los momentos en que el film necesita del componente heroico, apoyado en una potentísima instrumentación militar y sinfónica, y sensiblemente dramática cuando otras escenas así lo requieren.
The Jungle Trek – Malcolm Arnold – The Bridge on the River Kwai – Richard Hickox & London Symphony Orchestra (CHANDOS)

La música del célebre compositor británico refleja asimismo en ciertos pasajes, la diferenciación entre las personalidades de Nicholson y Saito, destacando con disonancias el talante obsesivo del inglés, rayano en la vanidad y el egoísmo que pretendía defender el orgullo británico para con sus habilidades técnicas de ingeniería, y la figura del nipón arrogante y conquistador, fiel al bushido, despreciativo ante lo que esa cultura consideraba vergonzante: la falta de reconocimiento por parte de los británicos de la humillante derrota. Asimismo, la partitura discurre con fluidez cuando delinea la acción y la adrenalina que destila la confrontación entre los dos grupos aliados, el que defiende la construcción del puente y el que quiere volarlo, profundizando la insólita contradicción que se genera cuando la sinrazón de la guerra se combina con la estupidez humana.
Sunset – Malcolm Arnold – The Bridge on the River Kwai – Richard Hickox & London Symphony Orchestra (CHANDOS)

La maestría de Sir Malcolm Arnold en ésta, su tercera y última colaboración con el director David Lean, por la que obtuvo su único Oscar, se advierte en toda su dimensión, y ha dejado una de las bandas sonoras más bellas y perfectas de la época dorada de la cinematografía mundial.
Si bien existen varias versiones editadas de la banda sonora original de El puente sobre el Río Kwai, sin duda la mejor es la edición de Chandos de 1992, que la BBC le encargara producir al arreglista y orquestador Christopher Palmer, interpretada en forma de suite por la London Symphony Orchestra dirigida por Richard Hickox, con una excelente calidad de sonido, ya que la partitura original se tocó a nuevo. El CD se completa con excelentes suites de otras obras de Arnold como The Sound Barrier, Hobson’s Choice, Whistle Down the Wind y The Inn of the Sixth Happiness. En el año 2.000 la misma versión se reeditó con mejor calidad aún por el mismo sello discográfico.
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