
«Goldfinger» fue quizás la canción más icónica de la saga del agente 007, con la que John Barry logró el definitivo «sonido Bond». Sin duda Shirley Bassey fue una excelente elección para poner su extraordinario caudal de voz al servicio de ese «sonido» tan especial. Pero como siempre decimos: «Todo tiene una historia». Y la canción de Goldfinger no es la excepción.
"Goldfinger"
James Bond contra Goldfinger (1964)
Shirley Bassey: The Midas Touch
por Eduardo J. Manola
Goldfinger – «Goldfinger» – music by John Barry – lyrics by Leslie Bricusse & Anthony Newley – perf. by Shirley Bassey
Mientras esperaba la remodelación de la casa que había comprado en Albion Chase, Michael Caine alquiló con su amigo Terence Stamp un apartamento del que muy pronto fueron literalmente “expulsados”. Caine ha argumentado que fue por retrasos en el pago, pero las malas lenguas dicen que fue el “excesivo tráfico” (de señoritas que pasaban por allí, claro) lo que escandalizó a los vecinos y a los dueños del piso. Stamp se consiguió un nuevo apartamento, pero Caine decidió pedirle a su también amigo John Barry, con quien almorzaba habitualmente en el Pickwick Club, el restaurante del letrista Leslie Bricusse en Great Newport Street, que lo dejara vivir unas semanas en su apartamento. Pese a algunas dudas, Barry no pudo decirle que no, a pesar de que estaba muy ocupado trabajando en la música de la nueva película de la saga Bond, así que Caine se mudó enseguida al apartamento que el compositor tenía en Cadogan Square, ocupando el dormitorio de invitados. Sin quererlo, Caine se convirtió en testigo de la creación de una de las canciones más famosas de la historia del cine y, sin duda, una de las mejores, sino la mejor, de la saga del agente 007.
“Me fui a vivir con John Barry durante un par de semanas”, recordaba Michael Caine. “Por entonces, él era un compositor de música de cine de primera fila. Había hecho una gran partitura para Zulú y se había comprometido a escribir la banda sonora de Ipcress File, que resultó magnífica. Durante mi estancia en su casa tenía entre manos la música para una película de James Bond. Yo no me había dado cuenta de que vivir con un compositor tenía un gran inconveniente: se pasa todo el día componiendo y, en el caso de John, toda la noche. Has de deslizarte sin hablar y sin hacer ningún ruido que suene más fuerte que la música. John podía trabajar durante veinticuatro horas seguidas y, como tampoco quiso aceptar un alquiler, adopté el papel de recadero auxiliar del genio. Preparaba el té y los sandwiches, ponía en orden la casa y hacía los recados mientras él sudaba tinta en el piano. Una noche no pude dormir de ningún modo, porque él estuvo trabajando hasta el alba, repitiendo una y otra vez los mismos acordes. Al final conseguí descansar durante unos breves períodos, pero me desperté por completo cuando paró la música. Me había acostumbrado de tal modo a ella que el silencio me molestaba. Decidí levantarme y hacer un café para mí y para John, si seguía en lo suyo. Entré en la sala y le encontré derrumbado sobre el piano, exhausto. Era evidente que al fin había terminado aquella melodía con la que me estuvo machacando toda la noche. Le traje un café y me dijo: ‘Escucha esto’ y la tocó para mí mientras amanecía y el sol calentaba la habitación. No sólo era yo la primera persona que escuchaba aquella canción, sino que la había escuchado una y otra vez durante toda la noche. ‘¿Cómo se llama?’, le pregunté cuando acabó de tocar. ‘Goldfinger’, contestó y se volvió a dormir sobre el piano. Poco después quedó terminada mi casa en Albion Chase y por primera vez en mi vida me mudé a mi propio hogar. Qué insólita alegría. Aquella noche me dormí en un ambiente todavía extraño tarareando Goldfinger para sentirme como un intruso.»


LA LETRA SE LA DEJO A MIS AMIGOS
Barry comentó alguna vez que componer la canción más icónica de la historia de las películas de James Bond le había llevado más de una noche. Como fuera, Goldfinger, tanto la película como la canción, pasaron a definir la experiencia Bond, el estilo Bond. A Barry no le apetecía escribir letras, así que en uno de los habituales almuerzos en el Pickwick, le propuso a su viejo amigo Leslie Bricusse que lo hiciera. Este aceptó hacerlo con su socio Anthony Newley, quien en ese momento cosechaba un inmenso éxito con su obra teatral “Stop the World, I Want to Get Off”, cuya canción “What Kind of Fool Am I” alcanzó el Top Hit 40. Cuando Barry les tocó al piano “Goldfinger” y escucharon las tres primeras notas, los letristas sintieron exactamente lo mismo.
“Fuimos a su apartamento en Cadogan Square nº 65, y charlamos un rato”, contó Bricusse. “Y entonces John se sentó al piano y tocó: dah, DAH, dah (las tres notas iniciales), y Newley y yo nos lanzamos a cantar: ‘wider than a mile…’, sin siquiera mirarnos.” Fue algo automático, una reacción espontánea que señalaba, de forma un tanto sarcástica, que las tres notas iniciales de “Goldfinger” eran idénticas a las de la popular, y oscarizada, “Moon River” que Henry Mancini había compuesto en 1961 para la película Muñequita de lujo (Breakfast at Tiffany’s), y que inmortalizara Audrey Hepburn. A Barry no le hizo ninguna gracia y rápidamente le hizo un arreglo con metales para disimular cualquier similitud.
Moon River – music Henry Mancini – perf. by Audrey Hepburn

En realidad, se había inspirado en la famosa canción “Mack the Knife”, compuesta por Kurt Weil en 1928 para su “Opera de los tres centavos”, y que Guy Hamilton, el director de Goldfinger, le había mostrado como modelo de canción “áspera y arenosa” que podía funcionar para el film. No le había dado ninguna otra orientación, salvo la de que la canción tenía que hablar sobre Goldfinger, el villano, y su nombre tenía que estar en la canción. Barry estuvo de acuerdo, y para él “Mack the Knife” era el mejor homenaje a un villano.
Mack the Knife – music by Kurt Weil – perf. by Frank Sinatra y Jimmy Buffett
Newley y Bricusse se pusieron a trabajar en la letra. A ellos no les pasaron ninguna indicación y tampoco pudieron leer el guion ni ver escenas del rodaje, pero no lo necesitaron. Bricusse era un fan de las novelas de Ian Fleming y las había leído cuando se lanzaron, así que tenía alguna idea. Consultaron a Broccoli y descubrieron que el personaje de Shirley Eaton era cubierto con una pintura dorada que le provocaba la muerte al taparle los poros de la piel. Eso se convirtió en otra pista para escribir la letra:
«…for a golden girl knows when he’s kissed her / it’s the kiss of death from mister Goldfinger…” (porque una chica dorada sabe que cuando la ha besado / es el beso de la muerte de mister Goldfinger).

Letra de la canción «Goldfinger»
Goldfinger
He’s the man, the man with the midas touch
A spider’s touch
Such a cold finger
Beckons you to enter his web of sin
But don’t go in
Golden words he will pour in your ear
But his lies can’t disguise what you fear
For a golden girl knows when he’s kissed her
It’s the kiss of death from
Mister goldfinger
Pretty girl, beware of this heart of gold
This heart is cold
Golden words he will pour in your ear
But his lies can’t disguise what you fear
For a golden girl knows when he’s kissed her
It’s the kiss of death from
Mister goldfinger
Pretty girl, beware of this heart of gold
This heart is cold
He loves only gold
Only gold
He loves gold
He loves only gold
Only gold
He loves gold
Goldfinger
Él es el hombre, el hombre con el toque de Midas
Un toque de araña
Un dedo tan frío
Te hace señas para que entres en su red de pecado
Pero no entres
Palabras de oro que derramará en tu oído
Pero sus mentiras no pueden disimular lo que temes
Porque una chica de oro sabe cuando la besó
Es el beso de la muerte de
Señor Goldfinger
Chica bonita, ten cuidado con este corazón de oro
Este corazón está frío
Palabras de oro que derramará en tu oído
Pero sus mentiras no pueden disimular lo que temes
Porque una chica de oro sabe cuando la besó
Es el beso de la muerte de
Señor Goldfinger
Chica bonita, ten cuidado con este corazón de oro
Este corazón está frío
Sólo ama el oro
Sólo oro
Le encanta el oro
Sólo ama el oro
Sólo oro
Le encanta el oro
«Había que conocer al personaje. La canción es en realidad un consejo para una chica: ten cuidado…», recordaba Bricusse. Pero la clave para conseguir la letra adecuada para la canción fue la frase «the Midas touch” (el toque de Midas). Una vez que la encontraron y empezaron a hacerla rimar, terminaron rápidamente la letra. Nadie recuerda cuánto tiempo les llevó exactamente, pero Bricusse dijo que no habría sido más de un par de días como máximo. Luego Newley la cantó en dos versiones en una sesión demo que condujo el propio Barry el 14 de mayo de 1964. “Fue magnífico”, dijo Barry. “Tony la cantó con un estilo creepy, espeluznante. Pero no quiso cantarla en la película, porque tanto él como Leslie la consideraban un tanto rara.”
Goldfinger versión cantada por Anthony Newley

SHIRLEY BASSEY Y EL ASUNTO DEL CORPIÑO VOLADOR
Pues bien, la tarea cayó entonces en manos de una joven cantante británica de 27 años llamada Shirley Bassey, ya firmemente establecida como una estrella en Inglaterra. Barry la conocía mucho y bien, pues había dirigido una orquesta de 23 instrumentos para ella en una gira de conciertos en diciembre de 1963, e incluso se rumoreó un affair entre ellos. Barry la llamó y le dijo: “He compuesto una canción para Goldfinger, la nueva película de James Bond y me gustaría que la cantaras. Conozco tu regla de que nunca escuchas una canción si no tiene letra. No hay letra, debo advertirte, sólo está la música que escribí. Y estamos esperando la letra.” Bassey lo recuerda así: “Como teníamos una relación tan maravillosa en nuestra gira, le dije a John: ‘Bueno, la escucharé. Romperé mi regla’. Y gracias a Dios que lo hice, porque en el momento en que me hizo escuchar la música, se me puso la piel de gallina, y le dije: ‘No me importa la letra. Lo haré’. Y afortunadamente la letra fue genial.»
Pero en la grabación que se llevó a cabo el 20 de agosto de 1964 en los estudios CTS, se produciría una curiosa situación. Eric Tomlinson, el ingeniero de sonido que grabó la música de From Russia with Love y más tarde grabaría la de Thunderball, estaba a cargo de la sesión de grabación de Goldfinger y recordó que Barry le pedía más a Bassey toma tras toma, no estaba satisfecho y la cantante se frustraba. “Tenía que cantarla otra vez, y otra vez, porque algo no estaba bien con los músicos, o no funcionaba técnicamente, o era yo la que fallaba. Nos llevó toda la noche”, explicó Shirley Bassey. Pero fue Vic Flick, el guitarrista habitual de Barry, quien comentó que el problema se solucionó con una insólita “modificación” de vestuario.


Flick estaba sentado a sólo tres metros de la cabina donde Shirley intentaba cantar frente al micrófono. Barry quería que mantuviera una nota larga en un determinado momento, y le dijo que la repitiera, pero ella no podía, no llegaba. Entonces se oyó un crujido y, de repente, el sujetador de Shirley apareció volando por encima de la cabina. “Y entonces ella realmente lo dejó ir», contó Flick. Sorprendentemente, Bassey confirmó la historia riendo: «Llevaba puesto un corpiño muy ajustado, y en un determinado momento lo dejé todo al aire. Y entonces llegó el final con esa nota. La estaba sosteniendo, y sosteniendo, y miraba a John y él decía, aguanta un segundo más. Yo me estaba poniendo azul. Cuando terminó, casi me desmayé. Pero de todos modos, fue emocionante. Y nunca pensé que sería un éxito.” Algunos de los violinistas gritaron socarronamente: “Sube un tono, Shirley!!”. Querían que se quitara algo más.
El productor Harry Saltzman odió desde el primer momento la canción de Goldfinger por aquella semejanza con el “Moon River” de Mancini, y tuvieron que convencerlo para que fuera incluida en el film. En una llamada telefónica, Saltzman le dijo a Barry que era “la peor canción que había escuchado en su maldita vida, es horrible, si no tuviéramos que estrenar en tres semanas te aseguro que la tiraba a la basura”. El destino le jugaría una mala pasada. Pocos días después de la premiere de Goldfinger en Londres, el 17 de septiembre de 1964, el single cantado por Shirley Bassey ya estaba en las tiendas y en la radio. En Inglaterra, entró en la lista de éxitos el 15 de octubre y alcanzó rápidamente el número 21. En Estados Unidos, la reseña de Billboard del 14 de noviembre decía «ya es un éxito en el extranjero, llamará mucho la atención aquí». Y así fue, tras el estreno de la película en Nueva York el 21 de diciembre. El 27 de febrero de 1965, su single se colocó en la lista de éxitos de los Estados Unidos y llegó al número 8.
John Barry confesó que su objetivo para los temas de Bond era hacerlos “más grandes que la vida” y muy divertidos: «Todo el mundo sabía que Bond conseguiría a la chica, mataría al villano y sería feliz, y lo disfrutamos a ese nivel. Esto no era Ciudadano Kane. Podías hacer cualquier cosa realmente tonta, y eso era lo divertido. Lo dejé cuando empezó a ser una fórmula y la diversión desapareció». La última película de Bond a la que Barry puso música fue The Living Daylights en 1987.

“Goldfinger” es quizás la mejor canción que se ha escrito hasta el momento para el universo Bond, nacida de la genialidad de un John Barry en estado de gracia. Su melodía, llena de glamour y elegancia, será el eje principal del score de la película, y se convertiría en la piedra angular de ese reconocible sonido Bond junto al tema cuya paternidad se han disputado Barry y Monty Norman durante décadas.
Para la eternidad habrá quedado la voz de Shirley Bassey, vocalizando con toda su potencia el nombre de “Goldfinger” en aquella magistral estrofa salida de las mentes de Bricusse y Newley: «Goldfinger, He’s the Man, the Man with the Midas Touch«.

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