“Tengo una idea sobre cómo quiero hacer esta película, pero pensé que lo mejor sería explicártela antes de que me pongas de patitas en la calle», le explicó Bernstein esperando lo peor.
La respuesta de Preminger lo sorprendió: “Para eso precisamente te he contratado. Si eso es lo que crees que debes hacer, no se hable más».
El resultado fue una banda sonora que quedó en la antología de la música de cine y sumó prestigio a la carrera de Elmer Bernstein.