
George Lucas estaba agotado, exhausto por la sucesión de inconvenientes, trabas y accidentes que le presentaba constantemente la complicada producción de su ambicioso proyecto, una space opera en la que nadie había creído, y que parecía se iba a convertir en un fracaso. Pero apareció la música de John Williams y todo cambió para siempre.
STAR WARS (1977)
John Williams: El salvador de La guerra de las galaxias
por Eduardo J. Manola
“Hace mucho tiempo, en una galaxia muy, muy lejana…”
Star Wars – Main Title / Rebel / Blockade Runner – music by John Williams
Un antes y un después en la historia del cine. Star Wars fue eso y mucho más. No solo innovó en el rubro de los efectos visuales, marcando tendencia e influenciando a los futuros cineastas y técnicos, sino que introdujo un cambio fundamental para entender lo que vino después en el universo de la música de cine.
Dos de las mentes creativas más importantes de la industria cinematográfica se cruzaron de manera providencial en 1977 para conformar una leyenda. George Lucas y John Williams formaron un binomio que cambiaría para siempre la historia del cine. Nada, pero nada, sería igual a partir de La guerra de las galaxias. Y la música de Williams sería el elemento fundamental para que el éxito de la película haya tenido la envergadura que tuvo. En incluso también para su existencia.

UNA NUEVA ESPERANZA
Es bien conocida la triste peregrinación de George Lucas, con el guion de Star Wars bajo el brazo, recorriendo los estudios de Hollywood que le rechazaban una y otra vez el proyecto. La película que Lucas quería rodar era un clarísimo homenaje a un subgénero de la Sci Fi conocido como space opera, que trasladaba el espíritu naif de las novelas de aventuras medievales o de caballería al ámbito fantástico de la ciencia ficción, y ya tenía sus referencias en el comic con Flash Gordon por ejemplo, y en el cine con los seriales de ese mismo personaje o de Buck Rogers, entre otros.
Cuando finalmente Alan Ladd Jr., de la 20 Century Fox, aceptó la propuesta demostrando ser un visionario, el infierno de Lucas no solo no llegó a su fin, sino que no hizo más que comenzar. La preproducción y el rodaje de la película fueron una sucesión ininterrumpida de obstáculos, trabas, peleas y frustraciones.

El estreno de La guerra de las galaxias estaba originalmente previsto para las Navidades de 1976, pero tuvo que aplazarse por diversos motivos y se reprogramó para mediados de 1977. A esas alturas, Lucas ya estaba resignado a lo que temía iba a ser un fracaso descomunal.
Sin embargo, casi como lo sugiere el subtítulo que la película ostentaría tiempo después de su estreno (A New Hope), un día amaneció con “una nueva esperanza”. Tras varios días grabando la voz de James Earl Jones para Dath Vader, Lucas se sentó, exhausto, en la cabina de control de los estudios Anvil, en el pequeño pueblo londinense de Denham, para supervisar la grabación de la partitura que había compuesto John Williams, que se encontraba al otro lado del cristal insonorizado, dirigiendo por primera vez en su carrera a la London Symphony Orchestra con la que trabajaría tantos años. Participaron 86 músicos, distribuidos en 26 violines, 10 violas, 10 chelos, 6 contrabajos, 11 maderas, 8 trompas, 4 trompetas, 3 trombones, 2 tubas, 2 arpas y 4 instrumentos de percusión.
Era marzo de 1977. El día 5 de marzo, concretamente, se grabó el tema principal.
Sobre una pantalla de diez metros comenzó a proyectarse la película, y repentinamente explotó la heroica fanfarria que Williams había pergeñado para los títulos principales. Lucas, extasiado, no pudo resistirse a las lágrimas, no solo porque la música era impresionante, sino porque además le permitió una suerte de escape emocional tras tanto tiempo de presiones, problemas y frustración.
“Al oír a Johnny interpretar por primera vez la música me embargó una emoción indescriptible”, confesaría.[1] Tras tantas calamidades, la película comenzaba a cobrar vida, curiosamente, a través del proceso de sonorización y de la música.
Eufórico, Lucas telefoneó de inmediato a su amigo Steven Spielberg a Los Angeles. “Tienes que escuchar esto”, le dijo, y le reprodujo en el teléfono treinta minutos de la grabación de la música. Spielberg se mostró deprimido. “¿Qué te pasa, Steve, por qué reaccionas así?”, le preguntó Lucas contrariado. “Es que John tiene que escribirme la música para Encuentros en la tercera fase, y después de haber escuchado esto, creo que se ha gastado su último cartucho contigo”, respondió irónicamente Spielberg.[2]



LA FUERZA QUE UNIÓ A DOS GENIOS
Cuenta la leyenda que fue Steven Spielberg el intermediario que reunió a George Lucas y John Williams, cuando se lo recomendó para componer la música de Star Wars, pues había hecho un trabajo extraordinario para él escribiendo la banda sonora de Tiburón.
Los reunió en su pequeña oficina de los estudios Universal antes de comenzar el rodaje. “Es una especie de película espacial”, le comentó escuetamente Lucas al compositor. “¿Te gustaría hacer la música?”. “Me encantaría”, le respondió Williams. Había nacido una relación que daría enormes frutos. Nacía también el germen de una de las obras musicales más importantes y trascendentales de la historia del cine.


Varios meses después, terminado el rodaje, se volvieron a encontrar, esta vez en la casa de Lucas en San Anselmo. Durante tres días vieron la película en una moviola debatiendo y definiendo cómo y dónde debía insertarse la música que Williams tenía que componer. Lucas tenía decidido muy de antemano, eso sí, que no quería música electrónica sino algo clásico y sinfónico, más cercano al tradicional cine de aventuras.
Quería alejarse de las experimentaciones musicales que se habían dado en el cine de ciencia ficción, como la atonalidad exacerbada por Jerry Goldsmith en El planeta de los simios (1968) o Leonard Rosenman en Fantastic Voyage (1966), o los sonidos electrónicos generados por Louis y Bebe Barron para el inolvidable Planeta prohibido (Forbidden Planet, 1954).
Williams no estaba muy convencido de ello al principio. Pensaba que una música más moderna y accesible al público era lo que necesitaba la película, pero Lucas se mantuvo irreductible. “George pensaba que la película era tan original y diferente en su orientaciones físicas (criaturas desconocidas, lugares nunca vistos y sonidos nunca antes escuchados) que necesitaba cierta familiaridad emocional en el nivel musical”, explicaba Williams en la edición discográfica de la banda sonora.
“No quería música electrónica ni concreta, sino más bien establecer una dicotomía entre las imágenes y un lenguaje musical decimonónico, romántico y sinfónico. Creía que esa disparidad de estilos era lo más adecuado y yo le di la razón, estableciendo así la dirección de mi música: primero, completamente tonal; segundo, orquestal. Ahí tengo que concederle todo el mérito a George, a su idea de hacer la música sólidamente tonal y claramente melódica, acústica en vez de electrónica”.
Sin embargo, Williams fue quien tuvo la inspiración necesaria para adecuar las ideas de Lucas, que en un principio quería introducir en algunas escenas directamente piezas del repertorio clásico, en línea con lo que había hecho Kubrick en 2001, e incluso le mostró pasajes de la cinta en los que había insertado, a modo de temp tracks, piezas clásicas de Wagner y Dvorak para ver cómo quedaban.
“¿Por qué no me dejas escribir nuestra propia música clásica y desarrollar temas propios para no violar grandes obras de arte del pasado? Puedo coger mi tema y hacerlo lento, rápido, bajarlo una cuarta, atenuarlo, etc.”, le sugirió Williams. También se le ocurrió utilizar la técnica muy wagneriana del leitmotiv, con el cual identificaría a los personajes y otros elementos de la película. Lucas no podía estar más de acuerdo. Y Williams se fue a su casa y se puso a componer. Era enero de 1977.


Star Wars – Imperial Attack – music by John Williams
“Volví a mi cuarto y empecé a trabajar en los temas. Me pasé enero y febrero componiendo la partitura”, recordaba Williams. Así, compuso un tema heroico para Luke Skywalker, otro lírico para la princesa Leia basado en la flauta, un motivo cálido y sereno para Obi Wan Kenobi que, apoyado en el corno inglés, se entrelazaría con el de la “Fuerza”, ese poder misterioso que dominan los Jedi, y otro tema para la “Estrella de la muerte”; y los fue combinando en la partitura.
«George me pidió utilizar el tema de Ben en cuanto lo escuchó. Originalmente yo había grabado aquella escena con el tema de Luke, pero cuando escuchó el otro, dijo: ¿Podrías poner ahí el tema de Ben? Le gustaba más para aquella escena por alguna razón. Es complicado explicar el porqué. Es contemplativo y reflexivo, y funciona realmente bien. Creo que tengo que decir que él definitivamente tenía razón«.

Star Wars – Ben Kenobi’s Death – Tie Fighter Attack – music by John Williams

Star Wars – The Death Star / The Stormtroopers – music by John Williams
INFLUENCIAS Y HOMENAJES
El resultado de todo ese trabajo fue un score soberbio que conformaba con extrema calidad todo lo que Lucas había imaginado y, al mismo tiempo, era un homenaje a la época de oro de la música de cine y de sus más célebres compositores: Korngold, Waxman, Tiomkin, Rozsa, Steiner, Newman, se veían reflejados en la wagneriana partitura de esta aventura espacial. Williams, que había trabajado como pianista y orquestador adicional para varios de ellos, se dejó influenciar por bandas sonoras como la de El capitán Blood, Ivanhoe y La novia de Frankenstein, y también por la música de Tchaikovsky, Strauss, Stravinsky, William Walton y, por supuesto, Wagner. Lucas y Williams se pusieron de acuerdo en intentar establecer un paralelismo con lo que Richard Wagner había desarrollado musicalmente en su ciclo de óperas de “El anillo de los Nibelungos”, convenientemente adaptado, por supuesto, y bajado al nivel de la obra que estaban encarando.

Captain Blood – Main Title – music Erich W. Korngold

Ivanhoe – Prelude – music Miklos Rozsa

Bride of Frankenstein – Crucifixion / Monster Breaks Out – music Franz Waxman
También se observa la influencia clara del tema “Mars” de “Los Planetas” del compositor británico Gustav Holst, y que el tema principal de Star Wars guarda, a su vez, ciertas concomitancias con las primeras notas de la obertura de Kings Row (Abismo de pasión, 1942) de Erich Wolfgang Korngold, algo que ha sido objeto de críticas y sospechas de plagio, cuando en realidad, es escasísima la similitud musical y, por supuesto, muy evidente que Williams ha tenido esa pieza como modelo e inspiración.
«Personalmente, me siento muy ligado a la música de Korngold. Cuando George Lucas me pidió que escribiera un tema para Luke que fuese a un tiempo heroico y de esencia idealista, y fuese presentado en forma de fanfarria, asocié en mi mente el heroísmo de Korngold, el idealismo de Holst y las fanfarrias de Elgar. Todo esto obviamente implica una inevitable semejanza con Kings Row y con muchas otras composiciones, pero desde un punto de vista temático, armónico y melódico, todas las notas son de mi propia cosecha«, justificaba Williams.

The Planets – Mars – music by Gustav Holst

Kings Row – Main Title – music by Erich W. Korngold
Por cierto que es muy fácil verificar la conexión con el compositor clásico inglés Edward Elgar con solo escuchar el fastuoso tema “The Throne Room” que acompaña las triunfales escenas finales de la película. Williams lo recordaba así: «La presentación de las medallas es un tema al que le tengo mucho cariño. Es una especie de detalle ‘tierra de esperanza y gloria’. Es casi música de coronación, en serio, que es lo que la escena parecía necesitar«. También es posible detectar reminiscencias de las piezas «Crown Imperial» (1937 )y «Orb & Sceptre Coronation March» (1953) de Sir William Walton.
Diametralmente opuesta es la concepción del popular y pegadizo tema “Cantina Band”, de raíces cercanas al swing más tradicional, uno de los temas más queridos por los fans de la saga. Williams compuso dos versiones, pero fue la primera la que se incluyó en la edición discográfica original. La segunda apareció en una reedición posterior.
«George encontró un disco que le gustaba. Lo utilizó para la pista de audio provisional y filmó con aquello. Lo que me dijo fue: ¿Puedes imaginar a estas criaturas en un siglo futuro que han encontrado un viejo disco de swing de Benny Goodman en una cápsula temporal o debajo de una piedra? ¿Puedes imaginar cómo sería la idea distorsionada de cómo tocar aquello? Eso es, más o menos, lo que traté de hacer«, explicó Williams.
Star Wars – The Throne Room / End Title – music by John Williams
Star Wars – Cantina Band version 2 – music by John Williams

LA GRABACIÓN DE UNA OBRA MONUMENTAL
El día que Lucas escuchó la música de Williams por primera vez en el estudio de grabación fue el más feliz de todos los que había vivido desde que iniciara su ambicioso proyecto. Los estudios Anvil, elegidos por el propio Williams para grabar la partitura, eran los más populares y requeridos de Inglaterra. Williams había grabado allí su música para la tv movie Jane Eyre, con la que ganó el Emmy en 1972, y la de El violinista en el tejado, con la que ganó el Oscar a Mejor música adaptada ese mismo año. Se sentía como en su casa, pero nunca había utilizado una orquesta sinfónica como la London.
«Ninguno de mis encargos había coincidido con la disponibilidad de una orquesta ni con la necesidad de utilizar una. En este caso, queríamos un sonido sinfónico y estábamos en Londres donde hay grandes orquestas disponibles«, comentó Williams.[3]

En total se llevaron a cabo catorce sesiones durante siete jornadas con la London Symphony Orchestra. Lo habitual era que cada sesión se dividiera en dos períodos de trabajo de tres horas cada uno, uno a la mañana y otro a la tarde. «Fue duro para todo el mundo, es mucha concentración. Con los descansos para comer, termina siendo un día de trabajo de unas doce horas«, explicó el compositor. Del resultado final de 42 horas de cinta grabada se rescataron 88 minutos para insertar en el film, y 74 minutos fueron seleccionados para la edición discográfica de la banda sonora, que se publicó en un álbum doble.
UNA MÚSICA DE OTRO PLANETA...PERDÓN, DE OTRA GALAXIA
La extraordinaria banda sonora creada por John Williams cambió la historia de la música cinematográfica y ganó todos los premios posibles, incluido el Oscar a la Mejor Música Original. Tras el primer pase el compositor tuvo claro que había generado algo importante: “Millones de personas fueron al cine. Era estimulante oír a la gente silbar tus melodías”.
El álbum se convertiría en un superventas, y la tirada inicial de 10.000 copias se agotó rápidamente, obligando a nuevas ediciones que resultaron en más de cuatro millones de discos vendidos. Lucas había logrado llevar adelante un proyecto en el que nadie creía al principio, y había defendido su idea de dotarlo de un sonido clásico, de recuperar el sinfonismo de la época dorada de Hollywood.
Star Wars – Landspeeder Search Attack of the Sand People – music by John Williams

El talento de Williams demostró que la calidad y elegancia de la música sinfónica podía exceder el marco de concierto, podía popularizarse y configurar un éxito comercial, si se sabía cómo hacerlo, cómo tratar el pasado para que incida en el presente, aún bebiendo de la ópera y empleando el leitmotiv como herramienta primordial. Era algo absolutamente impensable hasta ese momento, y muchos de los que compraron entusiasmados aquella primera edición de la banda sonora en vinilo, no habrán sido muy conscientes de que estaban comprando música clásica, empaquetada en un envoltorio de lujo y renovada, que escondía los sonidos de Hoslt, Elgar y Wagner.
Uno tendría que remontarse a los tiempos de Korngold o Steiner para encontrar un despliegue de orquestación sinfónica como el que Williams dispuso para Star Wars. Y nadie podía imaginar siquiera que en la época en que las masas se contoneaban al son de la música disco, un vinilo puramente sinfónico se convertiría en el más vendido de la historia. Incluso varios de los temas de la banda sonora serían notablemente adaptados a la música disco y funk, como “Star Wars and Other Galactic Funk” del célebre Domenico Monardo, conocido como MECO, lanzado a fines de 1977, que llegó al número 1. Y los discos de música clásica experimentaron un inusual incremento de ventas.

Williams había conseguido lo que ningún otro compositor había logrado en siglos: la aceptación popular de la música instrumental, y con ello contribuyó a promover el interés masivo por la música sinfónica, y también por la música de cine. Había construido un puente entre el pasado y el presente, con la argamasa musical de la saga de La guerra de las galaxias. Y, como si esto fuera poco, había salvado la película, la había sacado del abismo en el que se encontraba su producción, insuflando nuevos ánimos a un alicaído George Lucas.
Star Wars – The Millennium Falcon Imperial Cruiser Pursuit – music by John Williams

Star Wars – Battle of Yavin – music by John Williams
No suelo cerrar mis artículos citando textualmente párrafos de libros, pero haré una excepción en este caso, pues Roberto Cueto escribió con acierto lo que personalmente no hubiera podido expresar mejor sobre el score de Star Wars:
“…un espléndido, monumental, colorista fresco musical que apoya, refuerza a la perfección el tono lúdico-aventurero del filme y que sirve además para establecer el necesario vínculo emocional con el espectador como para que éste se interese por las vicisitudes de los personajes. Como hizo en su día Korngold, Williams supo encontrar el sonido justo para un mundo de fantasía y aventura: su música es perfectamente funcional y lo suficientemente efectiva como para no precisar más coartadas de tipo intelectual”.[4]

Referencias:
[1] Citado en George Lucas, una vida, Brian Jay Jones, Editorial Reservoir Books, 2017, pág. 283
[2] Citado en Este rodaje es la guerra-Tercera parte, Juan Tejero, T&B editores, 2006, pág. 323
[3] Citado en Cómo se hizo Star Wars de J.W. Rinzler
[4] Roberto Cueto, Cien bandas sonoras en la historia del cine, Nuer ediciones, 1996, pág. 333
Fuentes bibliográficas:
Brian Jay Jones, George Lucas-Una vida, Reservoir Books, 2017
Francisco Javier Millán, Galaxia Lucas-Más allá de la fuerza, Diábolo Ediciones, 2017
Francisco Javier Martínez García, Star Wars-La creación de la trilogía original, Asociación cultural del comic, 2015
Este rodaje es la guerra-Tercera parte, Juan Tejero, T&B editores, 2006
Jonathan W. Rinzler, Cómo se hizo Star Wars Una nueva Esperanza: La historia definitiva tras la película original, Planeta Cómic, 2015
Roberto Cueto, Cien bandas sonoras en la historia del cine, Nuer ediciones, 1996
A very Interesting read. Thank you. Two faults: the piece that Lucas asked Williams to change to Ben’s theme is actually the twin sunset on Tatooine. The second; the Throne room is not Elgarian but based on Walton’s work; Crown Imperial or Orb and Sceptre etc.
Traducción del comentario de Michael Bates: Una lectura muy interesante. Gracias. Dos fallos: la pieza que Lucas pidió a Williams que cambiara por el tema de Ben es en realidad el atardecer de los gemelos en Tatooine. El segundo; la sala del Trono no es elgariana sino que está basada en la obra de Walton; Corona Imperial u Orbe y Cetro, etc.
Respuesta de TheMovieSCores: Dear Michael
There is certainly Walton’s influence on Williams’ Star Wars, which I had already mentioned in the article, and his piece «Crown Imperial» seems well to have been taken into consideration for the «Throne Room» theme, although I find more similarity in «Orb & Sceptre Coronation March», in the trumpets at the beginning of the fanfare and in the more melodic central theme. Notwithstanding this, I still think that «Throne Room» has elgarian roots. The two pieces composed by Walton in 1937 and 1953 respectively, are also very elgarian in my opinion. Anyway, I will incorporate your appreciation to the text of the article, as I think it enriches it. Thank you very much for your comment and I appreciate your criticism.
Traducción de la respuesta: Estimado Michael
Es cierta la influencia de Walton en Star Wars de Williams, lo cual ya había mencionado en el artículo, y su pieza “Crown Imperial” bien parece haber sido tomada en consideración para el tema “Throne Room”, aunque encuentro mayor similitud en “Orb & Sceptre Coronation March”, en las trompetas del inicio de la fanfarria y en el tema central más melódico. Sin perjuicio de ello, sigo pensando que “Throne Room” tiene raigambre elgariana. Las dos piezas compuestas por Walton en 1937 y 1953 respectivamente, son también muy elgarianas a mi criterio. De todas formas voy a incorporar tu apreciación al texto del artículo, pues creo que lo enriquece. Desde ya te agradezco mucho tu comentario y valoro tu crítica.