
Elmer Bernstein
BIOGRAFIA
New York City, New York, Estados Unidos, 4 de abril de 1922 – Ojai, California, Estados Unidos, 18 de agosto de 2004 (82 años)
Compositor norteamericano de formación clásica, célebre por sus partituras para el cine y la televisión, uno de los más grandes que ha dado la cinematografía de todos los tiempos. Con más de 250 bandas sonoras para el cine y la televisión, obtuvo catorce nominaciones al Oscar, que ganó solo una vez por la banda sonora de Thoroughly Modern Millie (1967); dos nominaciones y un premio Emmy; tres premios ASCAP; tres nominaciones a los Grammy y siete a los Golden Globes, de los que ganó tres. Fue referencia ineludible durante varias décadas, en las que trabajó con los mejores directores, y tuvo una prolífica carrera en Broadway y en el teatro.
De padre austríaco y madre ucraniana, no tiene ningún parentesco con el célebre Leonard Bernstein, algo que se suele citar erróneamente. Desde su infancia se sintió atraído por el arte, e intentó ser bailarín y actor, pero la música fue la que lo terminó captando. Comenzó su formación clásica estudiando piano en la Walden School de Manhattan y en la Universidad de New York, y a los 15 años ya daba su primer concierto en el New York’s Steinway Hall.

Luego pasó a la Juilliard, donde la prestigiosa profesora Henriette Michelson se convirtió en su mentora y consiguió que el joven Elmer interpretara piezas de Aaron Copland con el gran compositor presente. Copland quedó impactado y lo tomó como su pupilo y protegido, y lo animó a que estudiara composición, haciendo además que varios colegas suyos como Stefan Wolpe y Roger Sessions también ayudaran en la instrucción de Bernstein.
SUS INICIOS EN EL CINE: DEBUT, LISTA NEGRA Y DIEZ MANDAMIENTOS
Comenzó a trabajar como pianista clásico y durante la Segunda Guerra Mundial sirvió en el Cuerpo Aéreo del Ejército de los Estados Unidos, escribiendo música para seriales de radio producidos por esa unidad militar. También escribió y arregló números musicales para la Banda de la Fuerza Aérea del Ejército de Glenn Miller, y terminado el conflicto siguió escribiendo para programas de radio de las Naciones Unidas y dramatizaciones radiales para gente como Norman Corwin, hasta que su talento fue descubierto y empezó su carrera en el cine.
En 1951, el escritor Millard Lampell, un antiguo compañero de servicio, convenció al productor Sidney Buchman para que contratara al novato compositor en una película con temática deportiva, El ídolo (Saturday’s Hero), que se basaría en su novela “The Hero” y que produciría la Columbia. Ese sería el debut de Elmer Bernstein en el cine.
Al año siguiente, su música para el thriller de Joan Crawford, Sudden Fear, atrajo la atención de la crítica. Sin embargo, en 1953, se encontró prácticamente sin trabajo, reducido a hacer películas de serie B como Robot Monster y Cat Women of the Moon, castigado e incluido en la lista negra del Macarthysmo por haber escrito críticas musicales para el periódico «rojo» Daily Worker a finales de los años 40, y tener alguna relación con conocidos miembros del Partido Comunista, aunque nunca había estado afiliado.
Saturday’s Hero – Main Title / Introduction – music by Elmer Bernstein

Sudden Fear – Music excerpts – music by Elmer Bernstein
Así, Bernstein acabó trabajando como pianista de sesión para las secuencias de ballet de la versión cinematográfica de Oklahoma y colaborando con Sylvia Fine, esposa de Danny Kaye, anotando sus melodías para The Court Jester en la Paramount, hasta que un ejecutivo musical del estudio, apiadándose del compositor, le presentó a Cecil B. De Mille, que entonces estaba rodando Los diez mandamientos (The Ten Commandmentes, 1956) y que necesitaba música que sonara antigua para las exóticas danzas incluidas en el film.
La partitura dramática la estaba escribiendo el célebre Victor Young, pero tuvo que abandonar el proyecto por motivos de salud, así que De Mille le dio todo el trabajo a Bernstein. «Sr. Bernstein”, le preguntó De Mille, “¿cree usted que puede hacer por la música egipcia antigua lo que Puccini hizo por la música japonesa en Madame Butterfly?


The Ten Commandments – Suite – music by Elmer Bernstein

JAZZ PARA UN BRAZO DE ORO Y EL SONIDO DEL WESTERN
Durante el año y medio que estuvo trabajando en Los diez mandamientos, también compuso la innovadora partitura de jazz de El hombre del brazo de oro para el director Otto Preminger, y así lo recordaba Bernstein: «Sabía que era una película seminal en el sentido de la forma particular en que se utilizó el jazz en la película. Otras personas habían utilizado el jazz en las películas, pero nunca de forma tan exhaustiva ni tan violenta».
El álbum de la banda sonora vendió miles de discos y alcanzó el nº 2 en las listas del Billboard en 1956, lanzando definitivamente a Bernstein al nivel de los mejores compositores del cine y sacándolo de la lista negra en la que había sido injustamente registrado. Además, por esta partitura, obtuvo su primera nominación al Oscar, y su impronta dio inicio a una serie de bandas sonoras orientadas al jazz, como Sweet Smell of Success, The Rat Race, Walk on the Wild Side, The Silencers, Baby the Rain Must Fall y la serie de televisión Johnny Staccato.
Sin embargo, no se encasilló en ese estilo, sino que lo alternó con bandas sonoras orquestales y sinfónicas, consolidando su reputación como maestro de la música americana, en especial en el western, género en el que se iniciaría a toda pompa con la extraordinaria Los siete magníficos (The Magnificent Seven, 1960) de John Sturges, y por la que recibiría una nueva nominación al Oscar. Compondría la música de las tres secuelas de los “magníficos”.

El western le traería mucho trabajo, escribiría la música para siete películas de John Wayne, entre ellas The Comancheros, Los cuatro hijos de Katie Elder, True Grit, Cahill U.S. Marshall y The Shootist; y otros westerns como The Hallelujah Trail y Cañones para Córdoba. «Me encantaban los westerns», dijo Bernstein. «Eran divertidas de hacer, porque se dirigían a un tipo particular de Americana que comenzó con Aaron Copland. Además, en mis primeros años, pasé mucho tiempo con la música folclórica americana. Fue como descubrir un mundo mágico. Creo que mucho de eso se me quedó grabado; era parte de mi herencia musical».
EL RUISEÑOR Y LA GUERRA
Mientras tanto, la estrecha relación de Bernstein con el productor Alan J. Pakula y el director Robert Mulligan dio lugar a una de sus partituras más memorables, y a una de las mejores películas estadounidenses de la historia: Matar a un ruiseñor (To Kill a Mockingbird, 1962). Este clásico sobre los prejuicios raciales, ambientado en un pequeño pueblo del Sur asolado por la depresión, ganó el Oscar para Gregory Peck y el guionista Horton Foote, y le granjeó otra nominación a Bernstein, convirtiendo su música compuesta para un conjunto de cámara en lugar de la tradicional orquesta completa, en un nuevo modelo para los compositores cinematográficos.

Al tremendo éxito de Los siete magníficos y su popular y pegadizo tema principal siguió otro tan popular y pegadizo para un nuevo género en el que se metió Bernstein, el bélico, llamado otra vez por el director John Sturges. The Great Escape (La gran evasión / El gran escape, 1963) no fue la primera película bélica para la que había trabajado (Mar eterno y La colina de los diablos de acero eran anteriores), pero le trajo un gran éxito y reconocimiento del público aunque, insólitamente, no mereció una nominación al Oscar. En ese género, en su carrera, destacarían también La sombra de un gigante (1966), y El puente de Remagen (1969).
También incursionó en el cine épico, histórico y de aventuras, con bandas sonoras como la magnífica El bucanero (The Buccaneer) versión de 1958 dirigida por Anthony Quinn; Kings of the Sun (1963); Hawaii (1966) nominada al Oscar; y Amanecer Zulú (1979).
ELMER Y LA COMEDIA
A partir de mediados de la década del setenta, Bernstein comenzó a tener problemas para adaptarse al nuevo ritmo de la industria cinematográfica y esto le provocó un parón de trabajo. De esta etapa son sus partituras para la película de horror Terror ciego (See no Evil, 1971) con Mia Farrow; el policial McQ (1974) con John Wayne; y el thriller de aventuras Oro (Gold, 1974) con Roger Moore, con un tema principal estupendo.
Bernstein intentó contrarrestar la reducción de encargos metiéndose en la televisión, hasta que a fines de esa década encontró un filón que no había imaginado en la comedia, cuando su hijo Peter lo contactó con un amigo, un joven director llamado John Landis que estaba tratando de llevar a buen puerto una gamberrada como Desmadre a la americana (National Lampoon’s Animal House, 1978).
La música que Bernstein compuso para esta comedia le abrió las puertas del género y le volvió a traer trabajo, repitiendo con Landis en An American Werewolf in London (1981), y más tarde en De mendigo a millonario (Trading Places, 1983) protagonizada por Eddie Murphy y Dan Aykroyd, para la que Landis lo convenció para que creara una partitura clásica de “Las bodas de Fígaro” de Mozart, por la que recibiría una nominación al Oscar a la mejor partitura adaptada.

Así, casi de la noche a la mañana, Bernstein se convirtió en el compositor de Hollywood para las películas divertidas, y durante la siguiente década se encasilló en ese papel. Aterriza como puedas (Airplane!) llegó en 1980, seguida por su secuela en 1982, y en los cuatro años siguientes por las películas de las estrellas que salieron del celebérrimo programa televisivo Saturday Night Live, John Belushi, Dan Aykroyd y Bill Murray: The Blues Brothers (1980), Stripes (1981), y Ghostbusters (1984).
Para Landis también musicó Spies Like Us (1985) y Three Amigos (1986), y la década del ochenta se completa con algunas partituras de ciencia ficción y fantástico como Saturno 3 (1980), Spacehunter (1983); la excelente Slipstream (1989); algunos dramas y thrillers como Mi pie izquierdo (1989), Peligrosamente juntos (Legal Eagles, 1985) y la excelente La voz del silencio (Amazing Grace and Chuck, 1987); y dos bandas sonoras para filmes animados: Heavy Metal (1981), y The Black Cauldron (1985), ambas piezas consideradas de culto entre los coleccionistas.

SCORSESE Y LOS RECHAZOS
Los noventa traerían bajo el brazo su asociación con Martin Scorsese, que como productor lo lleva a componer The Griffters (1990) (que dirigiría Stephen Frears), pensando en la calidad de sus trabajos jazzísticos. Pero Frears terminó descartando o cambiando de lugar las más de treinta piezas que Bernstein había escrito.
Para Scorsese como director, adaptaría la partitura original de Cape Fear de Bernard Herrmann para su remake de 1991; compondría la elegante música de La edad de la inocencia (1993) por la que sería nominado; y la de Bringing Out the Dead (1999). También escribiría una partitura impresionante para Gangs of New York, que finalmente no se utilizó y fue reemplazada por otra de Howard Shore y una selección de piezas no originales.

Esta partitura no fue la única que le rechazaron a Bernstein: también las de A River Runs Through It, The Scarlet Letter, y Last Man Standing, desaparecieron de los montajes finales. Sin embargo, la década del noventa aún le permitiría algunas bandas sonoras interesantes como The Good Son (1993) con un inquietante Macaulay Culkin como villano; Devil in a Blue Dress (1995) con Denzel Washington; Bulletproof (1996); Twilight (1998) de Robert Benton; y Wild, Wild West (1999) la infumable adaptación de la serie Jim West que protagonizara Will Smith, en la que Bernstein se deleitó volviendo a sus raíces musicales del western.
Wild, Wild West – Main Title – music by Elmer Bernstein

EPÍLOGO
La última partitura importante de Bernstein fue para el drama dirigido por Todd Haynes, Far From Heaven, protagonizado por Julianne Moore y Dennis Haysbert, que le valió su última nominación al Oscar en 2002. Ya estaba enfermo de un cáncer contra el que batalló como pudo, y que lo terminó venciendo dos años después.
En el website oficial del compositor, se menciona que a lo largo de su carrera, Bernstein desempeñó diversas funciones de liderazgo, como la de vicepresidente de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas entre 1963 y 1969, presidente de la Fundación de Jóvenes Músicos, presidente de la Sociedad de Música Cinematográfica y, lo que es más importante, un mandato de una década como presidente del ahora desaparecido Gremio de Compositores y Letristas de Estados Unidos durante la década de 1970, donde libró una larga y costosa batalla contra los estudios en un esfuerzo por restaurar los derechos de los compositores sobre su música para el cine y la televisión.

También se interesó ávidamente por la educación de los jóvenes, haciendo donaciones a la escuela Walden de su infancia, en la ciudad de Nueva York; ayudando a crear la Fundación de Jóvenes Músicos; y dirigiendo regularmente la Orquesta Sinfónica del Valle. Decidido a ayudar a promover el gran legado de la música de cine de Hollywood, Bernstein invirtió su propio dinero en la «Colección de Música de Cine», realizando una serie de grabaciones de partituras clásicas y publicando una revista trimestral sobre el tema.
Unos años antes de su muerte, adquirió una especie de estatus de culto entre los aficionados al fútbol inglés cuando su conocido tema principal para La gran evasión (1963) fue adoptado por ellos y tarareado y tocado, con vehemencia, durante los partidos.
Cuando se le preguntó sobre la supervivencia de los cambios en el cine y la realización de películas a lo largo de los años, Bernstein dijo: «No parecen 50 años». Reconoció, sin embargo, que la versatilidad fue un factor importante en su longevidad: un mes hizo una epopeya histórica, al siguiente abordó un western y luego un drama íntimo.
«Creo que he demostrado un entusiasmo por el cambio, y eso es bastante contagioso», añadió. «Me gustaría que parte de la energía y la alegría que existe en algunos de los trabajos se comunicara dentro de años y años».

Eduardo J. Manola - 18 de noviembre de 2021

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