Young Sherlock Holmes es una de esas películas de buena factura, entretenida, que pasan desapercibidas en la época de su estreno (un verdadero fracaso de taquilla que dio por tierra el proyecto de una potencial franquicia a futuro), y que más tarde, con el paso del tiempo que todo lo añeja, se transforman en una de esas películas entrañables, que suman nostalgia y merecen ser revalorizadas.
La espléndida banda sonora de Bruce Broughton no se queda atrás en tal sentido, y está considerada una de las mejores del compositor de títulos como Tombstone, Silverado, Rescuers Down Under, y Honey, I Blew Up the Kid.


Cuentan que un día, el director del film, Barry Levinson, se reunió con Broughton, que estaba trabajando en el score y quería mostrarle el tema principal que acababa de componer. Luego de interpretárselo al piano le preguntó qué le parecía. Un decepcionado Levinson le respondió fríamente: “No me gusta, para nada”.
El problema era que no quedaba ya tiempo para que Broughton se pusiera a re-escribir un nuevo tema principal, así que, a pesar del disgusto del director, se trasladaron a Inglaterra a grabar la banda sonora tal cual estaba.
A toda orquesta, Broughton grababa la partitura en los legendarios estudios Abbey Road con la Sinfonia of London, y cuando terminó de interpretar el tema principal, Levinson exclamó: “¡Dios mío! ¡Qué tema más maravilloso¡”. Absorto, Broughton le contestó: “Pues querido Barry, es el mismo que te presenté en el piano hace unos días”.

Eduardo J. Manola – 6 de julio de 2021
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