A veces el destino derrama su música sobre el pentagrama de la vida. Y a veces lo hace al este del Paraíso. En 1955, Leonard Rosenman era un músico cuya mayor ambición era dedicarse por entero a la música clásica. Nacido en Brooklyn, New York, de familia judía polaca, se había formado en la prestigiosa Universidad de California en Berkley, en la que se licenció en música, y sus intereses musicales rápidamente se centraron en el estudio de las nuevas corrientes compositivas, muy influenciado por sus maestros Arnold Schönberg, Roger Sessions y Luigi Dallapiccola. Junto a colegas contemporáneos como Alex North y Jerry Fielding, Rosenman fue uno de los pioneros en introducir el jazz en la música de cine, así como también en experimentar con el dodecafonismo y la atonalidad, en una época en la que el sinfonismo tardorromántico impuesto por los compositores clásicos de la era dorada de Hollywood comenzaba su atardecer y daba paso a nuevas tendencias musicales.


En aquellos tiempos, Rosenman se financiaba sus estudios dando clases de piano en el Actor’s Studio, y uno de sus alumnos era, nada menos, que el mítico James Dean, que había sido convocado por el director Elia Kazan para asumir el papel principal de Al este del Edén (East of Eden / Al este del paraíso, 1955), la adaptación de la exitosa novela de John Steinbeck publicada en 1952. Absolutamente encantado con su profesor de piano, el malogrado joven actor intercedió ante Kazan para que Rosenman se encargara de componer la banda sonora del film. El resultado fue una estupenda e innovadora partitura que, deudora de la tradición americana de Aaron Copland y la experimentación de Schönberg, combina los lenguajes musicales de la tonalidad y la atonalidad con gran solvencia, delineando de manera muy efectiva la compleja personalidad del protagonista, una explosiva simbiosis entre la rebeldía, la sensibilidad, la ternura y la agresividad, como solo James Dean podía encarnar, ya que esas aristas no eran ajenas a su propio carácter.


Rosenman construyó, a partir de allí, una importante carrera como músico cinematográfico, contando en su haber bandas sonoras de filmes como Rebelde sin causa (1955), La cima de los héroes (Pork Chop Hill, 1959), Viaje alucinante (Fantastic Voyage, 1966), Un hombre llamado Caballo (1970), Batalla por el planeta de los simios (1973), El señor de los anillos (1978), Star Trek IV: Misión, salvar la Tierra (1986) y Robocop 2 (1990). En televisión, si bien participó en muchas series, es particularmente recordada su partitura para Hazañas bélicas (Combat! / Combate, 1962-1967) la célebre serie de guerra con Vic Morrow y Rick Jason.
Eduardo J. Manola – 25 de diciembre de 2020
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