

Michael Giacchino abandona momentáneamente su trabajo para Marvel y se sumerge en la partitura de The Batman para el universo de la DC. Desplegando temas para héroes y villanos, Giacchino, con su habitual enorme capacidad como cineasta musical, consigue aunar épica y trauma psicológico en una banda sonora que se ubica entre las mejores y más logradas del compositor
SOUNDTRACK REVIEW
THE BATMAN (2022)
Música compuesta por Michael Giacchino
por Frederic Torres
Esperada con expectación tras las sucesivas apariciones del personaje en la marvelización del UCDC encarnado por Ben Affleck, saldadas en su mayor parte con estrepitosos fracasos de taquilla además de negativas críticas artísticas, la presentación de este nuevo Batman de la mano del realizador Matt Reeves, autor de las dos últimas y estimables entregas de la última trilogía simia, supone un retorno a los orígenes del Caballero Oscuro, principal baza y aporte de este nuevo reboot, dada su falta de conexión con el citado UCDC, del que el director en principio parece desear desvincularse.
Pensada inicialmente para que fuera dirigida e interpretada por el propio Affleck, este diluye su participación de manera progresiva hasta que recala en las manos de Reeves y de Robert Pattinson, el carismático protagonista de la saga Crepúsculo (cuyo filme seminal data de 2008, con el mismo título, Twilight, en inglés), que encarna a un Caballero Oscuro solo un par de años después de haberse revelado como el superhéroe de Gotham..

The Batman – «The Batman» – music by Michael Giacchino
Escrita por el propio Reeves y por Peter Craig (guionista del díptico conclusivo de Los Juegos del Hambre –The Hunger Games: Mockingjay – Part 1 (2014), y The Hunger Games: Mockingjay – Part 2 (2015), además de Mattson Tomlin, no acreditado (quien aporta algunas ideas provenientes de “Batman: The Imposter”, una serie limitada de tres números publicada entre octubre y diciembre de 2021), la historia se nutre de varios arcos argumentales presentes en algunos míticos cómics del Hombre Murciélago, caso entre otros del “Año Uno” (Batman: Year One), escrito por Frank Miller y dibujado por David Mazzuchelli, publicada de febrero a mayo de 1987, entre los números 404 y 407 de “Batman”, una de las cabeceras principales del personaje; “El largo Halloween” (Batman: The Long Halloween), una serie limitada de trece números publicada entre 1996 y 1997, guionizada por Jeph Loeb y con el arte de Tim Sale, y su secuela “Dark Victory”, debida a los mismos autores, publicada entre 1999 y 2000.
En lo cinematográfico, resultan referenciales clásicos como Hitchcock (La Sombra de una Duda —Shadow of a Doubt―º, 1943), pero también algún contemporáneo, como David Fincher (Seven ―Se7en―, 1995 y Zodiac ―ídem―, 2007). Asimismo, en lo tocante al nuevo aspecto de Bruce Wayne, Reeves se inspira en Kurt Cobain, el malogrado líder de Nirvana, semejanza que refuerza “Something in the Way”, que se escucha en el film, así como en la biografía apócrifa del cantante, llevada a cabo por Gus van Sant en Last Days (ídem, 2005), en un intento de alejarlo del tradicional rol de playboy con el que siempre se ha caracterizado al alter ego del Hombre Murciélago.
De hecho, el presente Batman adquiere en el filme un rol detectivesco, sumergiéndose en las sombras de Gotham, una ciudad que parece adquirir vida propia (tal y como ya ocurriera en la estimable serie televisiva Gotham ―ídem―, 2014/19), gracias a la magnífica labor de James Chindlund, al frente del diseño de producción.
De manera que Reeves, durante casi tres horas de metraje, a la inversa de lo que le ocurría al Willard de El Corazón de las Tinieblas (Heart of Darkness), una de las novelas clave del siglo XX escrita por Joseph Conrad (y su libre e inspirada adaptación llevada a cabo en esa otra obra maestra de Francis Ford Coppola que es Apocalypse Now ―ídem―, 1979), quien viajaba desde su resplandeciente futuro a la más profunda oscuridad del plano existencial, plantea la historia de su protagonista como un viaje hacia la luz, durante el cual la ayuda de Selina Kyle/Catwoman (Zoë Kravitz), deviene fundamental. La última secuencia, en la que Batman presta su ayuda en el rescate de los damnificados por los ataques terroristas de Enigma, con el amanecer de fondo, no deja lugar a dudas al respecto.




Como ya había hecho en ocasiones anteriores, Reeves vuelve a contar con Michael Giacchino para hacerse con las riendas de la partitura, motivo por el cual el compositor abandona momentáneamente sus quehaceres en Marvel Studios para realizar esta inmersión en el universo rival, ofreciendo probablemente uno de los trabajos más complejos de su carrera y sin duda una de las partituras del año.
El compositor estructura su obra en tres temas, de entre los que destaca el central (que en realidad es doble), dedicado obviamente al protagonista (“The Batman”), escuchado ya en el inicio fílmico (“Can’t Fight City Halloween”, cuando el alcalde aparece asesinado), el cual deja un poso de regusto tétrico, casi terrorífico, que convoca el recuerdo del gran James Bernard en su época de esplendor en la productora Hammer, cuando esta ofreció nuevas adaptaciones de los personajes clásicos del cine de terror de la Universal, como Drácula, que contrasta con el lirismo del tema dedicado a su alter ego, Bruce Wayne, de carácter trágico y melancólico, temas que se complementan como si fueran dos caras de la misma moneda.
A ello ayuda no poco la orquestación, de la mano del habitual Jeff Kryka, quien combina de manera experta el piano (con solos a cargo de la gran Gloria Cheng), el metal, la cuerda (que también cuenta con magníficos solos del chelista Ian Burdge) y la percusión (timbales, campanas), en un crescendo digno del famoso conde, rey de los vampiros, con la connivencia en la dirección orquestal del mismo Kryka, además de Cliff Masterson, y Ludwig Wicki.
The Batman – «Can’t Fight City Halloween» – music by Michael Giacchino

Respecto al tema dedicado a Catwoman, que el compositor presenta junto al del protagonista y el del villano al final de la controvertida edición discográfica (por aquello de la edición en un doble y pobre formato en CD-r), antes de regalar al melómano una extraordinaria suite bautizada como “Sonata in Darkness”, de más de una docena de minutos de duración, vuelve a mostrar cierto estilo melódico proveniente del más inspirado John Barry, con una bellísima introducción pianística a cargo de Cheng en la introducción de la pieza preparada para su audición discográfica.
Un tema que la cuerda lleva al territorio del citado Barry, pero que al mismo tiempo es puro Giacchino, quien le otorga cierta sofisticación al personaje gracias a los toques jazzy con que provee su desarrollo (aunque en ocasiones suene morboso, como es el caso de “Don’t be Voyeaur with Me”, sustentado en la cuerda, fragmento que narra uno de los primeros encuentros entre los dos protagonistas, o en “Gannika Girl”, que se superpone con el tema de Enigma).
Por el contrario, el citado tema dedicado a Edward Nashton, alias de Enigma (que cuenta con una extraordinaria interpretación de Paul Dano), el villano de la función, es una propuesta llena de inteligencia y provista de gran originalidad, pues el compositor parte del conocido “Ave Maria”, de Schubert, escuchado en el funeral inicial, para distorsionar a continuación su melodía (con la connivencia del Tiffin Boys’ Choir) y reconvertirla en el espeluznante contratema dedicado al malvado, toda vez que ofrece pistas acerca de la verdadera personalidad y naturaleza de este, dotando así a la propuesta de una narratividad incuestionable.

The Batman – «Don’t Be Voyeur with Me» – music by Michael Giacchino


The Batman – «Gannika Girl» – music by Michael Giacchino
A ello cabe adicionar la enorme capacidad de Giacchino como cineasta musical, pareja a la de grandes maestros como John Williams o Jerry Goldsmith, dotando secuencias como la del trauma sufrido en su niñez por el protagonista de una entidad propia (“It’s Raining Vengeance”), así como la ya citada del funeral (“Funeral and Far Between”), con el tema de Wayne en primer plano, de una entidad narrativa que exhibe acierto y maestría a partes iguales.
Giacchino, además de seguir con sus bromas particulares en los tracklist (“Crossing the Feline”), consigue que la tensión narrativa crezca (el ritmo pautado de “Collar ID”, es un buen ejemplo), hasta hacerla literalmente estallar en las escasas y bien dosificadas escenas de acción (uno de los mejores fragmentos de su carrera es precisamente el de la persecución en la autopista, “Highway to the Anger Zone”), hasta llegar al mismo desenlace (“A Bat in the Rafters, Pt.1”, y “A Bat in the Rafters, Pt. 2”), en el que el viaje hacia la luz del héroe se completa gracias a un desarrollo más límpido y épico que lo escuchado hasta ese momento (“All’s Well that Ends Farewell”), durante el rescate de las víctimas de Enigma, cumpliendo el protagonista con las funciones heroicas que le corresponden, despejando cualquier duda al espectador.

The Batman – «Highway to the Anger Zone» – music by Michael Giacchino

The Batman – «Funeral and Far Between» – music by Michael Giacchino
Una partitura tal vez no tan revolucionaria como las respectivas de Elfman y Zimmer para adaptaciones anteriores, pero que se ajusta como un guante a la fiel y al mismo tiempo original versión de Reeves, cuyo propósito no es otro que volver a la esencia de lo que fue el personaje seminal, aquel detective enmascarado, disfrazado de murciélago, que provocaba el terror de sus criminales adversarios. Sencillamente admirable.
The Batman – «A Bat in the Rafters, Pt. 2» – music by Michael Giacchino

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