El megalómano productor David O. Selznick era un hueso duro de roer. Conocido en el ambiente cinematográfico por su obsesiva inclinación a controlarlo todo y a exigir lo imposible a sus empleados, fueran éstos humildes electricistas o artistas encumbrados, resultaba muy difícil lograr su satisfacción, y para nada recomendable contradecirlo. Más aún si quien lo enfrentaba sufría de un vedetismo similar.


Antes de decidirse por Dimitri Tiomkin para que componga la banda sonora de Duelo al sol (Duel in the Sun, 1946), que dirigió King Vidor y protagonizaron Gregory Peck, Joseph Cotten y Jennifer Jones (esposa de Selznick), el productor había descartado y rechazado a varios compositores.
A Tiomkin no le hizo muy fácil la tarea, por cierto. Entre sus exigencias le pidió diferentes temas para la película, con características muy específicas: uno de “amor”, uno de “pasión” y uno de “orgasmo”. Sí, así como lo leen.


«Esto no es música para el amor«, le espetó Selznick al escuchar el primer tema que Tiomkin le presentó. «Lo siento, pero así es como yo hago el amor«, le respondió irónicamente el músico de origen ruso sin amilanarse un ápice. Sin embargo, la impertinencia no evitó que Selznick le obligara a reescribir la partitura, ni impidió que fuera sometida nuevamente a su control y aprobación.
Cuando Tiomkin le presentó finalmente el tema del “orgasmo”, un muy satisfecho Selznick exclamó: «¡Esto es mucho mejor! ¿De dónde has sacado tanto fuego y pasión?» Y el compositor contestó: «¡Vitaminas!».

Eduardo J. Manola – 10 de marzo de 2021
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