Au Clair de la Lune – Una nana para Freud y La mala semilla
En la música cinematográfica es muy habitual la utilización de piezas musicales no compuestas específicamente para una película, lo que se ha dado en llamar “música prestada”. Esas piezas pueden provenir de la música clásica o culta, del jazz, rock, etc., de la música popular, o de la música tradicional de un país o región.
En el género del horror, a su vez y concretamente, ha sido muy usual el empleo de canciones de cuna para lograr un clima de terror asociado a la infancia y al demonio. Claros ejemplos son las escalofriantes nanas de Krzysztof Komeda para La semilla del diablo, de Jerry Goldsmith para Poltergeist, y de Lalo Schifrin para The Amityville Horror, por mencionar solo las más conocidas.
En la que podría considerarse su primera obra importante, Freud, pasión secreta (Freud, John Huston, 1962), Goldsmith encaró la tarea de componer la banda sonora tomando como base la música atonal de Arnold Schöenberg, en un intento de delinear musicalmente la psicología de los personajes, algo que se imponía por la temática de la película, pero que suponía un gran riesgo, pues la partitura podía no ser bien recibida tanto por el público como por la crítica. Goldsmith aceptó el desafío y salió ganando, pues su trabajo mereció una nominación al Oscar, que perdió contra Lawrence de Arabia de Maurice Jarre.
Sin embargo, para retratar la afección mental de Cecily, una particular paciente de Freud, enferma de histeria, personaje que había sido pensado para Marilyn Monroe y terminó en una novel e inexperta Susannah York, Goldsmith escribió una suerte de nana con apoyo en el particular sonido del xilofón, que remite de inmediato a la infancia y expone la regresión de Cecily a esa traumática etapa de la personalidad.

Esa simple y repetitiva melodía compuesta por el maestro californiano, se asemeja mucho a la canción popular francesa “Au Clair de la Lune”, una tonada folclórica que se encuentra en el dominio público y que fuera grabada por primera vez en abril de 1860 por Edouard-León Scott de Martinville, inventor del fonoautógrafo, el primer aparato de la historia en grabar sonido, casi dos décadas antes de la primera grabación de Thomas Alba Edison, considerado por mucho tiempo como el inventor del sonido grabado, cuando logró reproducir un coro de Handel en su famoso fonógrafo.

Pues bien, resulta que, curiosamente, Alex North había incluido “Au Clair de la Lune” en su partitura para La mala semilla (The Bad Seed, Mervyn LeRoy, 1956), intercalando la melodía en diferentes pasajes, buscando así retratar la falsa inocencia de la pequeña Rhoda Penmark (Patty McCormack), tras cuya máscara escondía una letal personalidad psicopática y criminal.


Goldsmith y North fueron grandes amigos, así que es dable pensar que Jerry pudo haber recurrido a la nana francesa por consejo de Alex, o simplemente porque la melodía le gustó y le pareció apropiada para su trabajo.
Eduardo J. Manola – 14 de julio de 2021